También llamado cementerio
de los Ingleses ,se encuentra en Madrid en el distrito de Carabanchel, más concretamente en el Barrio de San
Isidro. Su entrada la encontramos por la Calle Comandante Fontanes 7
La tradición española no permitía dar sepultura en sus cementerios a aquellos extranjeros que no hubieran sido católicas en vida, razón por la cual existía la necesidad de construir un camposanto en el que poder enterrar a los británicos fallecidos en la capital, ya que al prosperar ciertas industrias como la del ferrocarril , a Madrid llegaban muchos británicos ,como hombres de negocio y también como mano de obra, que se sentían a “salvo” descansando eternamente aquí, si por el motivo que fuere no podían regresar a su país.
Lord Bute, ministro británico en Madrid, decidió
en 1796 comprar unos terrenos donde hoy se levanta la Plaza de Colón con el fin
de levantar este cementerio.
Sin embargo, el rápido crecimiento de Madrid
hizo que se le buscase una nueva ubicación, más alejada del centro.
Tras un
intercambio de terrenos entre el gobierno español y el británico, el Cementerio de los
Ingleses se inaugura, en este barrio periférico de Madrid, en 1854, que por aquella época estaba tan a las a
fueras de Madrid, que era uno de los lugares preferidos de descanso y veraneo
para la nobleza.
La única condición que puso el gobierno
español fue que los entierros que tuviesen lugar en este camposanto se llevasen
a cabo de una forma discreta “sin culto, ritual, pompa, ni publicidad”, algo
que quedó demostrado que no se cumplía cuando una revista de Londres se hizo
eco de un entierro donde se veía una carroza con cuatro caballos seguida de
ocho carruajes
Como es lógico y con el paso de los años,
el territorio español se ha ido salpicando de cementerios británicos:
Desde el humilde y abandonado
Cementerio de los Ingleses de Camariñas, en el que están enterrados las 172
víctimas del naufragio del Serpent en 1890, a los históricos y preservados cementerios
de Lujua-Goiri en Bilbao, la sección británica de San Amaro en A Coruña, San
Jerónimo en Sevilla, o el de San Jorge en Málaga, que fue el primer cementerio
protestante construido en España, a partir de 1831.
La gestión del cementerio depende de un patronato, en
el que está presente la embajada británica, pero esta que no se encarga de
mantenerlo económicamente, ni hace donación alguna, para la conservación de este campo
santo lleno de sus súbditos ingleses, aunque si lleva un registro de los enterrados en el cementerio.
Hay dos fundaciones que
ayudan algo, ya que el cementerio no
reporta ingresos
Placa de agradeciiento |
Curiosamente una depende de una empresa cervecera, The
William Allen Young Charitable Trust, y la otra de una constructora, The
Bernard Sunley Charitable Foundation. Con su ayuda y las pequeñas contribuciones privadas, logran cubrir
distintas tareas como la limpieza o la jardinería.
Las familias por su parte se
olvidan con el paso de los años (ya que son antepasados lejanos) de mantener
sus tumbas, y la verdad es que es una pena que no se le dedique más “atención” pues está
bastante deteriorado, aunque limpio,
muestra un cierto abandono, con muchas de las lápidas rotas, esculturas
descabezadas etc
En 1997 , se arregló la puerta de entrada, se demolió parte de la vivienda de los guardas y en su lugar se colocó un columbario para cenizas
Esta la única parte del cementerio que puede seguir utilizándose, ya que el resto está prácticamente ocupado.
Sobre las lápidas
figuran inscripciones en latín, francés, alemán, hebreo, ruso y español, ya que
bajo ellas descansan procedentes de 43 nacionalidades distintas, ortodoxos,
luteranos, protestantes, católicos, judíos, e incluso un musulmán
Hay enterrados en este curioso cementerio un millar de cuerpos que entre árboles y cipreses, sus lápidas centenarias son devoradas por el musgo y la erosión del paso del tiempo.
Cientos de
historias enterradas, que un día fueron protagonizadas por espías, masones,
aventureros, magnates, artistas o príncipes…
Historias que se
sabe muy bien y que nos contó David J. BUTHER
Un entrañable historiador inglés, que hace las veces de guía del cementerio y que, desde hace muchos años, se encarga de desentrañar las historias que hay detrás de cada tumba, aunque no siempre coincidan sus investigaciones con “las historias oficiales”, por lo que le gusta remarcar sus fuentes, y hace hincapié en aquellos “datos” que a través de familiares ha podido ir contrastando
Un entrañable historiador inglés, que hace las veces de guía del cementerio y que, desde hace muchos años, se encarga de desentrañar las historias que hay detrás de cada tumba, aunque no siempre coincidan sus investigaciones con “las historias oficiales”, por lo que le gusta remarcar sus fuentes, y hace hincapié en aquellos “datos” que a través de familiares ha podido ir contrastando
Sin embargo, la historia de otros huéspedes del
cementerio sí son de sobra conocidas.
Sea como fuere,
escucharle es un placer, por lo mucho que se ha documentado y por los muchos
años que lleva haciéndolo.
Todo ello sumado
al buen humor y su forma de ir narrando las historias no hace sino reforzar el
encanto y misterio de este rincón escondido de Madrid.
Visita guiada
Sólo es visitable los martes, jueves y sábados de 10:30 a 13:00.
Está coronada por
el escudo del Imperio Británico que esculpió el artista italiano Pedro J. Nicoli y
que fue colocado allí en 1856.
Con una única entrada, en la que se puede leer , BRITISH CEMENTERY
Se
accede a un pequeño vestíbulo cubierto, en el que aparece colgado en una de sus
paredes, un pequeño cuadro con el plano del lugar.
A
los lados de este pabellón de entrada hay dos dependencias, una para vivienda y
la otra para capilla.
Colgada también
de la pared, aparece la lápida del fotógrafo Charles Clifford quien llegó a
España en 1850,y que murió oficialmente en Madrid en 1863. Un galés que ejerció como “Fotógrafo de su Majestad
la Reina” (Isabel II).
De hecho, uno de sus álbumes más destacados es el del viaje
oficial que hizo Isabel II por
Andalucía en 1862, el retrato de la Reina Victoria en el Castillo de Windsor, o
todas las fotografías que realizó desde un globo aerostático.
Según nos
conto David, nuestro guía, solo se conserva su lápida
porque en realidad se dice que su cuerpo no llegó a ser enterrado aquí, debido
a que es bastante probable que no muriese en esa fecha sino bastantes años más
tarde…y que su funeral no fue más que una “tapadera” para fingir su muerte, a
causa de que además de ser fotógrafo realizaba diversas labores de espionaje,
algunas de ellas, bastante turbias
Y tras esta primera “historia”, atravesamos
el vestíbulo dispuestos a escuchar todo lo que David nos iba a ir descubriendo
a cerca de las vidas tan interesantes, y tan curiosas de algunas de las personas
que hay enterradas en este pequeño cementerio
fachada por dentro |
Y que mejor manera de empezar que por la familia que durante varias generaciones vivió y cuido este campo santo:
La Familia Garrido
Hasta la década de los noventa,fue esta familia de españoles, la encargada de cuidar el cementerio.
Hasta la década de los noventa,fue esta familia de españoles, la encargada de cuidar el cementerio.
Entre ellos, Rita Garrido, la famosa primera actriz del Teatro de la Latina en los años 50, casada con el músico Ricardo Freire
Fue el abuelo de Rita, Luis Garrido, uno de los primeros guardeses de este desconocido cementerio. Al morir en 1918, su hijo Manuel, padre de Rita, ocupó su puesto.Cuando murió en 1966, la familia tuvo que marcharse, y se compraron un piso, al que le costó mucho adaptarse porque siempre había vivido entre cipreses , paz y calma.
El día de su boda, en 1952. Con un vestido negro de terciopelo y una pamela , salía del camposanto, escoltada por los invitados, un ataúd entraba por la misma puerta. Alguien había muerto y tuvieron que retrasar unos minutos la ceremonia para que su padre pudiera atender al finado.
El hecho no logró aguarle la fiesta a la Rita la del British, como la conocían sus vecinas.
Su padre tenía un piano en casa y fue con el ,donde su marido, Feire, compuso los "Doce cascabeles", que popularizo Joselito. El "British le dio suerte", ya que compuso muchas canciones famosas y populares y además fue director de orquesta del circo Price
Dirigió recitales flamencos de los cantantes mas famosos en esa época como:Pepe Mairena, Pepe Marchena, Antonio Molina,Farina, Marisol, Raphael o Juanito Valderrama
Nunca tuvo miedo, y siempre comentaba que eran más peligrosos los “vivos”
Ricardo Freire pasó más de 25 años en la SGAE (de 1971 a 1997) trabajando en defensa de la promoción y divulgación de la música española y apoyando a artistas del flamenco y la copla que atravesaban dificultades. Y en reconocimiento de este trabajo, en 1998, muchísimos artistas flamencos (entre los que estaban Juanito Valderrama, José Menese, Enrique de Melchor, o Sara Baras) le ofrecieron un homenaje dentro de los Veranos de la Villa.
Murio en 2001
Murio en 2001
La primera tumba justo a la entrada, es curiosamente el único enterramiento Católico.
El primer
enterramiento del que se tiene noticia data del 10 de febrero de 1854 y
corresponde al de un joven británico de 19 años, llamado Arthur Thorold.
Sus padres mandaron hacer esta curiosa lapida con la famosa espada “Excalibur”, del rey llamado como su hijo : Arturo
Sus padres mandaron hacer esta curiosa lapida con la famosa espada “Excalibur”, del rey llamado como su hijo : Arturo
Decenas de historias apasionantes se esconden tras las lápidas
torcidas de este lugar.
Lo mismo te encuentras lapidas de personas desconocidas, que
ves losas pertenecientes a aristócratas como el conde Nicolas Witold
o la baronesa Tatiana
de Korff, junto al Baron
Pero aquí también reposan gentes con vidas más humildes, como las
de las niñeras irlandesas españolas que no quisieron abandonar ni en el último
momento a las familias que sirvieron.
En una lápida hallamos a Carmina Rosemary, hija del mayordomo de los Duques de Alba.
En otra podemos leer el tributo que cinco jóvenes españolas
hicieron a su niñera británica: “en gratitud y alabanzas nuestros corazones van
hacia ti”.
No es un
cementerio con bonitas lapidas, ornamentadas con grandes y bellas esculturas,
como estamos acostumbrados a ver en el cementerio de la Almudena o en el de San
Isidro, y que son en sí mismas grandes obras de Arte, la mayoría de ellas
cuidadas y brillantes , rodeadas de flores recientes.
En el cementerio
de los ingleses, las lapidas están envejecidas, y algunas muy deterioradas. Son
sencillas, y en ellas no hay flores, ni siquiera secas
La sensación que
te da al verlo es de puro abandono por parte de los familiares de los aquí
enterrados, quizá por ser antepasados lejanos o quizás por la lejanía de sus
residencias actuales….
Ahora bien,
personajes interesantes con vidas apasionantes hay muchos en este pequeño
cementerio, como por ejemplo:
Margarita Kearney Taylor
En la Segunda Guerra Mundial, Madrid fue un hervidero de espías
británicos, alemanes y americanos, debido a su postura de no beligerancia ante
el conflicto.
Decenas de tramas e intrigas se gestaron en locales como La
Ballena Alegre del café Lion, el citado restaurante Lhardy, la Casa Ciriaco, o
el hotel Ritz, clubs como el Pasapoga o Chicote o el salón de té Embassy.
Margarita era una irlandesa que llegó a Madrid en 1928, procedente
de Paríís, para trabajar en General Motors. Tres años más tarde inauguró el
salón de té Embassy con la idea de ofrecer té inglés a todos los funcionarios
de las numerosas embajadas extranjeras que había en la zona.
Una década después
se convirtió en una tapadera de espionaje internacional.
Gracias a su local de la Castellana cientos de refugiados pudieron
escapar de la Gestapo.
Era el lugar de encuentro y centro de operaciones evasivas.
Mientras en el piso superior la sociedad burguesa y frívola degustaba pastas y
té, el sótano se llenaba de refugiados que habían logrado cruzar los Pirineos.
El procedimiento era sencillo: acompañado por cualquiera del grupo
de rescate, el refugiado (por motivos como ser judío, soldado británico o
canadiense, colaborador, apátrida o miembro de la Resistencia) llegaba al
Embassy desde el Campo de Concentración de Miranda de Ebro o un enlace
concertado. O bien en la casa de Margarita de encima del local, o bien en el
sótano, descansaban, se alimentaban, conseguían certificados e identidades
falsas y se vestían con ropa de la Cruz Roja para pasar inadvertidos ante la
Gestapo o los colaboradores franquistas. Una vez listos para dirigirse a su
siguiente destino, camino de Portugal o Gibraltar, pasaban a la cocina y salían
a la calle por la puerta trasera, o confundidos con la clientela, donde les
esperaba un coche con matrícula diplomática.
Allí Margarita los despedía con un esperanzado “ God bless
you”
Margarita
, descansa en este lugar desde la década de los ochenta
Albert Pennoyer
Un pintor americano que murió en 1957 en un accidente de tráfico y
que formó parte de los Monuments Men ,una comisión del ejército aliado
encargada de proteger y recuperar el patrimonio artístico confiscado o robado
por los nazis en Europa y que también fue inspiración para la película.
Charles Otway, ministro de Gran Bretaña durante los años 1858-1860.
Esta fotografía que nos enseño David, muestra lo que fue el monumento en memoria de este ministro
La Sra. que aparece en la foto es su viuda, Gertrudis, que casaría mas tarde con el conde del Valle de Orizaba
La Sra. que aparece en la foto es su viuda, Gertrudis, que casaría mas tarde con el conde del Valle de Orizaba
Arthur S. Yencken y Caldwell
En su interior viajaban el ministro encargado de Negocios,Arthur
S, Yencken y el piloto de la Embajada, el comandante Caldwell , que
esta enterrado a su lado en este cementerio
El objetivo del viaje era la negociación de prisioneros de guerra
repatriados de Alemania, pero murieron carbonizados.
La versión oficial de los motivos del accidente fue la niebla,
aunque se ha especulado mucho sobre si realmente se trató un sabotaje de los
alemanes. Desgraciadamente nunca sabremos que sucedió realmente. Tras un
solemne funeral de Estado, se depositaron los restos de los dos diplomáticos
británicos en este lugar.
Dr.Oliver P. Mackeehan
Famoso dentista
entre la realeza, no en vano fue el dentista real desde que llego a España en
1845 , ya que utilizaba un gas para las intervenciones quirúrgicas que como es lógico
en aquella época fue todo un descubrimiento y la realeza no dudo en llamar a palacio al descubridor de la
anestesia etérea , convirtiéndole en el dentista real
Un poco más allá nos topamos con la de Arthur Byne
Un “curioso” personaje…El mismo se autodenominaba “Arquitecto” y
así consta en su lapida, aun sin serlo.
Su vida está llena de contradicciones y mentiras
Trabajó como traficante de arte para William Randolph Hearst, magnate de prensa
retratado por Orson Welles en la película Ciudadano Kane.
Un
americano sin escrúpulos que expolió, compró a bajísimo precio o directamente
robó, muchas obras de arte de nuestro Patrimonio entre 1915 y 1935 (fecha en la
que murió en un accidente de tráfico).
Un
personaje que en su época fue considerado “insigne hispanista” y llegó a ser
condecorado por el mismo Primo de Rivera, pero que el tiempo le ha puesto en su
sitio, y hoy sabemos que se llevó monasterios, iglesias, conventos, catedrales…
los cuales desmanteló para llevárselos piedra a piedra a EE.UU. con vistas
a decorar los palacios que Hearst poseía en Florida o el conocido
Castillo de San Simeón en California.
Personaje
con un curriculum de expolios que parece sencillamente increíble. Entre ellos
tenemos:
El
Monasterio segoviano cisterciense de Sacramenia, que compró por la ridícula
suma de 40.000 dólares, llevándoselo a EE.UU, haciéndolo pasar por
materiales de construcción. Y todo ello a pesar de estar aprobada en España
(1926) la primera ley que prohibía la exportación de obras de arte.
El
Convento de San Francisco de Cuellar en Segovia, el cual fue desmembrado entre
1907 y 1927. Algunas de sus partes se encuentran en la Hispanic Society de
Nueva York.
Parte de
la estructura gótica del Castillo de Benavente en Zamora, y que hoy día se
encuentra en paradero desconocido.
El
Monasterio de Ovila en Guadalajara, que compró en 1931 con la intención de
reconstruirlo en San Francisco, cosa que nunca hizo.
La Reja
de la Catedral de Valladolid fue revendida en 1956 al Metropolitan de Nueva
York.
Arcos y
sillerías de coro de la Catedral de Seo de Urgel en Lérida fueron llevados al Castillo
de San Simeón, que poseía Hearst en California.
La
colección de arte del Conde de las Almenas, se la llevó Byne a Estados
Unidos con la excusa de una exposición, pero en el transcurso no se le ocurrió
mejor opción que venderla.
Todo un
personaje digno de ser recordado en nuestro país…
Otro de los británicos destacados (este por su buen hacer) y que
esperan aquí a la eternidad es Walter Starkie, el
fundador del Instituto Británico de Madrid.
Fue un apasionado de la promoción de la música, el arte, la
literatura, la filología el cine y la cultura, en general. Por un lado tradujo
literatura española al inglés (El Quijote inclusive) y estudió al pueblo
gitano. Por otro fue un apologista del fascismo italiano y Mussolini. Sin
embargo, durante la Segunda Guerra Mundial desempeñó una importante labor
creando el Instituto Británico y apoyo a los refugiados en
Madrid. Siempre abogó por la cordialidad entre Inglaterra y España, a
favor de la neutralidad de ésta.
Si apasionantes fueron las vidas de estas
personas, no menos interesantes fueron las historias de algunas de las familias
tan importantes e influyentes que están enterradas aquí , como fueron:
La familia Parish
El
domador William Parish (fundador del Circo Parish) y
su mujer Matilde (yerno
e hija de Thomas Price, el fundador del popular Circo Price, fallecido en
un accidente .
A la muerte de Thomas, su yerno e hija heredaron el Circo Price (bastante más rentable que el Parish).
A la muerte de Thomas, su yerno e hija heredaron el Circo Price (bastante más rentable que el Parish).
La familia Loewe
Tres familiares: Clara, Heinrich y Hedwig junto a Enrique Loewe
Tres familiares: Clara, Heinrich y Hedwig junto a Enrique Loewe
Esta familia de artesanos alemanes llegó a Madrid en 1872, y que crearon una de las mejores marcas de artículos de cuero a nivel mundial y mas tarde una firma de moda de lujo.
En este cementerio estan enterrados cuatro miembros Loewe, y su lapida es muy curiosa.
Destaca la particularidad de que junto a la fecha de nacimiento de cada uno de ellos, hay una estrella de David y junto a la fecha de su muerte una cruz.
Según nos contó David el guía, esto para muchos es porque “nacieron judíos y murieron cristianos”, sin embargo el nos aseguró que no deja de ser una simple simbología, y que es costumbre en sus lapidas ponerlo así siempre.
Esta es la historia de una de las más veteranas empresas españolas, aunque de apellido alemán y gestión francesa:
Sus bolsos y objetos de cuero han pasado de madres a hijas durante
generaciones.
El artesano alemán Enrique Loewe Roessberg en 1846 establece un taller
de marroquinería en la calle del Lobo (actual Echegaray), en Madrid.
La reina Isabel II iba a contraer matrimonio y los pedidos como presentes
para los reyes no faltaban.
En
1905, tras otra boda real, la de Alfonso XIII con Victoria Eugenia , la firma es reconocida con el título de proveedor de la Casa Real.
El hijo, Enrique Loewe Hilton, toma las riendas del negocio y ofrece a las
damas del momento artículos como bolsos de piel de iguana, cocodrilo o
serpiente, elaborados artesanalmente.
Al inicio de la Guerra Civil, el Ejército de la República incauta el
taller, símbolo de la burguesía, para hacer correajes. Pero nada más acabar la
contienda, en 1939, inaugura la mítica tienda de la Gran Vía (todavía abierta),
dando el pistoletazo de salida a la época moderna de la firma.
Es la época en que las estrellas de Hollywood viajaban
a Madrid a grabar películas como El Cid, 55 días en Pekín o Doctor Zhivago, con
personajes como Deborah Kerr, Charlon Heston, Cary Grant, James Stewart o Maria
Callas.
Primero iban a la tienda de Gran Vía y después se pasaban por el colindante bar Chicote a tomar un cóctel.
Primero iban a la tienda de Gran Vía y después se pasaban por el colindante bar Chicote a tomar un cóctel.
Las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta son el momento de expansión
de Loewe en toda España.
En 1963, la casa desembarca en Londres y, en los setenta, en Hong Kong y
Tokio. El crecimiento está ahora bajo el mando de Enrique Loewe Lynch. El
bisnieto del fundador contrata a Karl Lagerfeld y Giorgio Armani para diseñar
las primeras colecciones de prêt-à-porter.
Pero en 1980 se rompe la paz familiar. La rama barcelonesa de los Loewe
vende sus acciones a Rumasa, de José María Ruiz-Mateos, que llega a controlar
el 66% del capital. Con la nacionalización de Rumasa en 1983, la firma pasa a
manos del Estado, aunque los Loewe de Madrid la recompran en 1986.
Con el apellido Loewe, hay también otra tumba pero aparentemente no tienen relación.
Se trata de Ernest Loewe
Quien logró escapar del cerco de Berlín y de la llamada Noche de las Cabezas Cortadas en los momentos de mayor acoso a los judíos por parte del partido nazi , cruzó la Francia ocupada y se refugió en Madrid con un botín de joyas y un pasaje a República Dominicana, donde soñaba con un plácido futuro. Antes de volar fue robado y asesinado en su cama.
La Familia Boetticher
Grandes industriales de principios de siglo XX, hoy día recordados por la nave industrial de su empresa, patrimonio de Madrid que aún pervive en Villaverde.
La
familia Lhardy
Descansa
en ella el fundador del Restaurante Lhardy (en la Carrera de San Jerónimo nº
8), fundado en 1839 por el francés Emilio Huguenin Lhardy.
Emilio Huguenin Lhardy, encargado de crear un restaurante “femenino,
donde las mujeres podían reunirse sin sus maridos” y que se convirtió en un
símbolo de la sofisticación
El local se abrió como pastelería y, acabó convirtiéndose en uno de los restaurantes más antiguos y
reconocidos de la historia de Madrid.
A comienzos del s. XIX es cuando Emile
Huguenin Dubois, impulsado por Eugenia de Montijo, decidió trasladar la esencia y
elegancia gastronómica francesa al local de la Carrera de San Jerónimo, que a
día de hoy sigue siendo uno de los mejores restaurantes de Madrid, ajeno al
paso del tiempo.
Fueron innovadores en su tiempo e hicieron una gran
fortuna al dedicarse a servir a domicilio la comida ya cocinada para las
fiestas y reuniones de las familias más adineradas de la capital y que o no
disponían de buenos cocineros o simplemente querían impresionar y agasajar a
sus invitados.
Por sus salones han pasado desde escritores como Galdós
o Azorín, personajes intrigantes como la espía Mata-Hari (detenida poco después
de comer allí por última vez), el dictador Primo de Rivera, o Niceto Alcalá
Zamora, que fue nombrado presidente de la República en el salón Japonés, e
incluso miembros de la realeza como Isabel II, (que se dejo olvidado alguna
prenda intima), Alfonso XII o la Reina Sofía.
Y hablando de sangre azul, varios miembros de la
dinastía real más antigua de Europa, también acabaron aquí:
La
familia Bagrationi de
Georgia
El origen de este linaje se remonta a los tiempos de
David, Rey de los judíos, aunque llegaron al poder en Georgia a mediados del s.
VI y gobernaron hasta que
en el siglo XIX fueron absorbidos por el imperio ruso, momento en que los
miembros de la casa real tuvieron que partir al exilio.
Los príncipes Irakli, Georgi, y Helene Bagration de Mukhrani eligieron Madrid para establecer su residencia en el exilio, hasta que fueron muriendo a finales de los setenta. Sus restos permanecieron aquí hasta que en 1995 fueron trasladados a la cripta del panteón real de Svetitskhovei, en su país de origen, Georgia
Los príncipes Irakli, Georgi, y Helene Bagration de Mukhrani eligieron Madrid para establecer su residencia en el exilio, hasta que fueron muriendo a finales de los setenta. Sus restos permanecieron aquí hasta que en 1995 fueron trasladados a la cripta del panteón real de Svetitskhovei, en su país de origen, Georgia
No quiero
dejar pasar la ocasión de dar las gracias a David J. Butler
Cementerio que por su aspecto desmadejado, sus lápidas deterioradas o su vegetación algo asilvestrada, lo hace particularmente “encantador”
Pero su estética al final fue lo menos relevante de él, aunque algunas ( muy pocas) llamaban la atención, ademas de los dos panteones
Lo más sobresaliente fueron las historias que guardan sus lápidas, y otras muchas que no conocemos y desgraciadamente permanecerán enterradas en el olvido hasta que el azar o la voluntad de alguien, decida escarbar en ellas y quizá descubrir una nueva verdad.
Mientras tanto, lo que sí podemos hacer es recordar a todas las personas mencionadas aquí, y revivir sus vidas en silencio. Sin olvidar que lo verdaderamente importante es “lo que hacemos en vida”…”o lo que dejamos de hacer
Tan solo hay un par de panteones llamativos por su tamaño y forma y que pertenecen a dos familias muy importantes y de las que David nos contó todo tipo de detalles , por lo que bien merecen un capitulo aparte.