La tarde del 17 de agosto de 2011, para nosotras era una tarde cualquiera.
Sin programar nada en concreto, Geli y yo, habíamos quedado
simplemente para dar una vuelta por Madrid y ponernos al día
Hay que aprovechar el tiempo, ya que Geli vive en
Toledo
Desde Príncipe Pio, que es donde habíamos quedado, empezamos
a subir la Cuesta de San Vicente hasta llegar a Plaza España, y seguimos por la
Gran Vía que también es de subida, como el que no quiere la cosa, nos habíamos hecho
dos buenas “cuestas” …
Ya íbamos pensando en parar a tomar algo y a la vez
descansar un poco en alguna terracita, pero llegamos a la plaza de Callao y fue
cuando nos dimos cuenta de la que había montada en dicha plaza.
Estaba repleta de gente, casi todos jóvenes, sentados
en el suelo
Y es que en la pantalla gigante del cine Callao donde
suelen verse anuncios o promociones, hoy lo que se veía era mucho más
importante y por ello tal aglomeración de gente.
Tan importante como que, era el PAPA, que desde Cuatro
Vientos se estaba dirigiendo a todos los jóvenes, con un emotivo discurso.
La verdad es que sabíamos de la visita del PAPA a
Madrid, con motivo de “la Jornada Mundial de la Juventud”, y que tal evento
multitudinario, iba a desarrollarse en Cuatro Vientos durante varios días
Lo que no esperábamos era que lo estuvieran retrasmitiéndolo
en esa pantalla del cine Callao, y por eso íbamos tan tranquilas, dando un
paseo por la Gran Vía
La cosa es que veíamos muchísimos jóvenes andando, muchos
con mochilas y sacos de dormir, pero no nos extrañó, ya que se preveía vendrían
a estas jornadas, jóvenes de todas las ciudades de España para ver al PAPA
Era todo un acontecimiento lógicamente
¡¡Asique había mogollón de gente por todas las
calles!!!
No había ni una mesa libre en las terrazas de la Gran Vía
para tomar algo y así de paso hacer una paradita, que ya lo íbamos necesitando
las dos.
Así que nos lo pensamos y nos sentamos como todos, en
el suelo, a la vez que escuchábamos al PAPA
Estuvimos un ratito escuchando lo que el PAPA les decía
a los jóvenes, pero una vez que ya habíamos descansado, nos fuimos a
lo nuestro: a tomar algo, sentarnos en una terracita y comentar todas nuestras
cosas, que Geli no viene desde Toledo para sentarse en el suelo y no poder ni
hablar
Pero bueno no estuvo mal la “paradita” …
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