lunes, 26 de octubre de 2015

CA2M 25 octubre 2015 ( centro de arte 2 de Mayo, Móstoles)

Estando  en Móstoles  ayer visitando a mi hermana y mi sobrina, decidimos salir porque hacia una tarde divina aunque ya estábamos en octubre.
Casi enfrente de la terraza donde estábamos tomando un café se encuentra el Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid 

Como  nunca había entrado, pensé, ¿Por qué no hacerlo hoy?
Mi sorpresa al entrar fue monumental, pues la persona que exponía y lógicamente sus obras eran totalmente desconocidas para mí hasta ese momento. Tras ver la exposición me interese por conocer algo sobre el autor y su obra
FERNANDO SANCHEZ CASTILLO
Mostoleño, que estudió Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid y obtuvo el Máster en Filosofía y Estética en la Universidad Autónoma de Madrid y ha protagonizado exposiciones en los principales museos nacionales e internacionales como la Tate Modern de Londres, el MoMA de Nueva York o la 50 Biennale di Venezia
                                                 
 
                                         

"MÁS  ALLÁ

En primer lugar, el nombre de la exposición: “Mas Allá”, ironiza con el nombre popular que, por su lejanía del centro de la capital, recibió hace décadas la ciudad de Móstoles, en la que Fernando Sánchez Castillo creció y a la que sigue muy ligado emocionalmente. Durante años, vivir en la localidad en la que está el CA2M era estar más allá tanto desde un punto de vista práctico como simbólico: el ingenio castizo hizo el resto y convirtió esta circunstancia en leyenda urbana.
En segundo lugar, juega con la aparente atracción de algunos líderes, sobre todo del siglo XX, por lo oculto y lo esotérico, que enlaza con su voluntad de asegurar una legitimidad divina para su carisma y poder.
En última instancia, el título de la exposición es, por encima de todo, una declaración de intenciones del artista: ir más allá en su trabajo, siempre un poco más lejos
ME SORPRENDIÓ LO QUE VI
La entrada principal al Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles estaba  parcialmente ocupada por un estanque en el que flotan los bustos de cuatro jefes de Estado: Stalin, Franco, Mussolini y Felipe V escupiéndose agua , imitando con este gesto su ridícula voluntad de enfrentamiento. Esta actitud arrogante, a lo largo del siglo pasado, llevó a la muerte a millones de europeos en el peor capítulo de la historia del continente.






Como contrapunto, desde el mismo umbral de la puerta se ve la escultura gigante (5,16 m. de altura, solo un centímetro menos que el David de Miguel Ángel) de un hombre blanco que camina cargado con dos bolsas.



Es un homenaje al joven héroe de 19 años y sin nombre que retuvo, armado con dos bolsas de la compra, a la columna de tanques que iba a masacrar a los manifestantes de la plaza de Tiananmen en 1989.
 Aquí aparece tanto en forma de inmensa escultura como en la de un producto industrial, un muñeco de juguete, que asocia la llegada de las libertades con la del capitalismo de consumo masivo

-Fernando Sánchez Castillo  reescribe la historia oficial y condena la violencia sirviéndose de todas las posibilidades que le ofrece el arte contemporáneo. Decidido defensor del arte político
-Fernando Sánchez Castillo mira siempre a la Historia y, sobre todo, a su representación a través del arte. Cuestiona tanto los sucesos del pasado como su lectura. Su mirada crítica al uso de la violencia por parte del estado es paralela a su interés por observar cómo se ha usado el arte para expresar poder
Su salto a la popularidad se produjo con la pieza dedicada al Azor, la embarcación de recreo de Francisco Franco que el artista compró en 2011 como chatarra después de permanecer durante años en un solar en medio de la meseta castellana.

 El AZOR,  instalado en el municipio burgalés de Collogos

             Para los que como yo no nos acordábamos así era el Azor

En el Azor tuvo lugar la “famosa entrevista” de Franco con D. Juan en 1948




El mismo artista insiste que su trabajo gira en torno a la representación: toma ciertos elementos del pasado para volver a presentárnoslo otra vez y enfrentarnos, así, a su análisis. En ese proceso siempre opera un cambio –de material, de uso, de tamaño- que hace que el espectador se aproxime a él con la necesidad imperiosa de su interpretación.
Por lo que Fragmentado y comprimido, el Azor fue transformado en una escultura minimalista  y  así se pudo ver  en el matadero de Madrid en el 2012









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