Estando en Móstoles ayer visitando a mi hermana y mi
sobrina, decidimos salir porque hacia una tarde divina aunque ya estábamos en octubre.
Casi enfrente de la terraza donde estábamos tomando un café se
encuentra el Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid
Como nunca había entrado, pensé, ¿Por qué no hacerlo
hoy?
Mi sorpresa al entrar fue monumental, pues la
persona que exponía y lógicamente sus obras eran totalmente desconocidas para mí
hasta ese momento. Tras ver la exposición me interese por conocer algo sobre el
autor y su obra
FERNANDO SANCHEZ
CASTILLO
Mostoleño, que estudió Bellas
Artes en la Universidad Complutense de Madrid y obtuvo el Máster en Filosofía y
Estética en la Universidad Autónoma de Madrid y ha protagonizado
exposiciones en los principales museos nacionales e internacionales como
la Tate Modern de Londres, el MoMA de Nueva York o la 50 Biennale di Venezia
En primer lugar,
el nombre de la exposición: “Mas Allá”, ironiza con el nombre popular que, por
su lejanía del centro de la capital, recibió hace décadas la ciudad de
Móstoles, en la que Fernando Sánchez Castillo creció y a la que sigue muy
ligado emocionalmente. Durante años, vivir en la localidad en la que está el
CA2M era estar más allá tanto desde un punto de vista práctico como simbólico:
el ingenio castizo hizo el resto y convirtió esta circunstancia en leyenda
urbana.
En segundo
lugar, juega con la aparente atracción de algunos líderes, sobre todo del siglo
XX, por lo oculto y lo esotérico, que enlaza con su voluntad de asegurar una
legitimidad divina para su carisma y poder.
En última
instancia, el título de la exposición es, por encima de todo, una declaración
de intenciones del artista: ir más allá en su trabajo, siempre un poco más lejos
ME SORPRENDIÓ LO QUE VI
La entrada principal al Centro
de Arte Dos de Mayo de Móstoles estaba parcialmente ocupada por un estanque en el que
flotan los bustos de cuatro jefes de Estado: Stalin, Franco, Mussolini y Felipe
V escupiéndose agua , imitando con este gesto su ridícula voluntad
de enfrentamiento. Esta actitud arrogante, a lo largo del siglo pasado, llevó a
la muerte a millones de europeos en el peor capítulo de la historia del
continente.
Como
contrapunto, desde el mismo umbral de la puerta se ve la
escultura gigante (5,16 m. de altura, solo un centímetro menos que el David de
Miguel Ángel) de un hombre blanco que camina cargado con dos bolsas.
Es un homenaje al
joven héroe de 19 años y sin nombre que retuvo, armado con dos bolsas de la
compra, a la columna de tanques que iba a masacrar a los manifestantes de la
plaza de Tiananmen en 1989.
Aquí aparece tanto en forma de inmensa
escultura como en la de un producto industrial, un muñeco de juguete, que
asocia la llegada de las libertades con la del capitalismo de consumo masivo
-Fernando Sánchez Castillo reescribe la historia oficial y condena la
violencia sirviéndose de todas las posibilidades que le ofrece el arte
contemporáneo. Decidido defensor del arte político
-Fernando Sánchez Castillo mira
siempre a la Historia y, sobre todo, a su representación a través del arte.
Cuestiona tanto los sucesos del pasado como su lectura. Su mirada crítica al
uso de la violencia por parte del estado es paralela a su interés por observar
cómo se ha usado el arte para expresar poder
Su
salto a la popularidad se produjo con la pieza dedicada al Azor, la embarcación
de recreo de Francisco Franco que el artista compró en 2011 como
chatarra después de permanecer durante años en un solar en medio de la meseta
castellana.
El AZOR, instalado en el municipio burgalés de Collogos
Para
los que como yo no nos acordábamos así era el Azor
En el Azor tuvo lugar la “famosa entrevista” de Franco con D. Juan en 1948
El mismo artista
insiste que su trabajo gira en torno a la representación: toma ciertos
elementos del pasado para volver a presentárnoslo otra vez y enfrentarnos, así,
a su análisis. En ese proceso siempre opera un cambio –de material, de uso, de
tamaño- que hace que el espectador se aproxime a él con la necesidad imperiosa
de su interpretación.
Por lo que Fragmentado y comprimido, el
Azor fue transformado en una escultura minimalista y así se
pudo ver en el matadero de Madrid en el 2012
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