Situada a medio camino entre la Puerta del Sol y el Teatro Real, en pleno centro del Madrid de los Austrias.
En aquel
Madrid del siglo XIX (años 20) había chocolateros ambulantes sobre todo cerca de
la Puerta del sol, que vendían esta bebida reconstituyente bien caliente y
buñolerías por todas partes, pues el chocolate era muy demandado por los
madrileños
Costumbre tan
antigua como el descubrimiento de América, y bebida favorita hasta que en el
siglo XX se impuso el café
Los paseantes
y la gente que trabajaba de noche se acostumbraron a tomar este chocolate
caliente en las frías madrugadas, y de ahí puede venir la costumbre hoy en día
de tomarlo en fin de año.
En 1890 este establecimiento abrió como mesón
y hospedería, y 4 años después, en 1894 abrió sus puertas como
BUÑOLERIA-CHOCOLATERIA SAN GINES, elaborando buñuelos, churros y porras de
manera artesanal y manual.
Durante la
Segunda República fue conocida como “la
escondida”, por su particular ubicación en el pasadizo de San Gines: que no deja de ser más que un callejón de
apenas 60 metros de longitud y que desde siempre fue peatonal, debido a su poca
anchura.
Este pasadizo
tiene una peculiar bóveda o arco que
se encuentra adosado al muro del templo y a la casa nº 5, siendo ahí donde
finaliza dicho pasadizo.
Hoy en día en
el nº 2 de este pasadizo se encuentra todavía la librería San Gines, adosada
al muro de la iglesia y haciendo esquina con la calle del Arenal
Probablemente
sea el establecimiento más antiguo, pues hay noticias de este “puesto de
libros” en la prensa de 1805
Con sus anaqueles de madera y tejadillo, resguardados por persianas, y su caseta-despacho para que el librero no pase mucho frio en invierno.
Además de “la escondida” también se la conocía en los años 20 como “El Maxim´s golfo”, porque al cerrar todos los cafés de la Puerta del Sol, era el único que permanecía abierto donde poder tomar un chocolate caliente y recién hecho.
Hoy es tal vez la chocolatería más antigua de Madrid, y figura en todas las guías turísticas de la ciudad, siendo visitada por madrileños y turistas a todas horas del día, puesto que abre las 24h,todos los días del año, pero en su momento fue un establecimiento que frecuentaba la Bohemia y los eruditos de la literatura y las artes, razón por la cual, Valle Inclán la cita en su obra “luces de Bohemia”, o Galdós alude al arco de San Gines en la segunda parte de los “Episodios Nacionales”
Retratos de Valle Inclán y Pérez Galdós en la fachada de la chocolatería
Su interior recuerda
a los cafés de finales del siglo XIX, con sus dos plantas, el salón principal y
el piso bajo, al que llaman “salón de tertulias”
Esta decorado con multitud de fotografías de clientes, visitantes famosos y personajes
ilustres que han pasado por el local a tomarse un buen chocolate caliente, y es
que al final el gusto de tomarlo no entiende diferencias entre las personas
famosas o anónimas.
Es un chocolate que se elabora con receta propia y que se puede comprar para llevar.
Es muy espeso
y sabroso, ideal para acompañarlo con churros o porras
Yo soy más cafetera, pero mi marido y mi hija, siguieron la tradición de tomar ese famosísimo chocolate con churros y porras, a pesar de estar a 12 de julio.
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