viernes, 20 de mayo de 2011

8 -LA ENDOGAMIA EN LA CORTE ESPAÑOLA: CARLOS III

El rey Felipe V, (primer Borbón de España) 


 

Había tenido dos hijos varones de su primer matrimonio con su prima María Luisa Gabriela de Saboya



LUIS y FERNANDO 


  

 

Los dos fueron reyes de España, (al abdicar el rey en su hijo mayor)

Pero entre el reinado de un hijo y el otro, Felipe V tuvo que hacerse cargo del trono por segunda vez, hasta su muerte, a pesar de que su deterioro mental se iba acrecentando con el paso del tiempo

Le sucedería CARLOS, nacido en 1,716 



Primer el primer hijo varón de su segundo matrimonio con ISABEL de FARNESIO   


 


Mujer de gran belleza, pese a las marcas que tenía en su cara, fruto de unas viruelas infantiles, poseía un cuerpo esbelto y atractivo, al tiempo que era acreedora de un fuerte carácter y una personalidad autoritaria que le otorgó una gran influencia en la corte real.

Fue apodada despectivamente como” la parmesana”

Supo aprovechar la mala salud mental de su marido, quien se creía que era una “rana”, más los “inesperados” acontecimientos familiares, lo que la valió para que su primer hijo, Carlos, se hiciera con la corona española, a pesar de que en ese momento él, era el rey de Nápoles y las dos Sicilias

 

La reina, Isabel de Farnesiotuvo 7 hijos con el rey Felipe V (solo uno murió al nacer)

Ella era muy consciente de que los 2 hijos del primer matrimonio de su esposo, el rey Felipe V, serian lógicamente los herederos de la corona de España, por lo que se preocupó mucho por la suerte y el futuro de sus hijos e hijas, siendo ella la encargada de elegir esposa o marido a todos ellos, con el único fin de unirles a buenas casas reales:

-Carlos, rey de Nápoles y las Dos Sicilias

-Mariana Victoria, reina de Portugal, esposa de José I

-Felipe, duque de Parma

-María Teresa, esposa de Luis Delfín, hijo del rey Luis XV

-Luis Antonio, arzobispo de Toledo, hasta que abandonó la vida eclesiástica

-María Antonia, esposa de Víctor Amadeo III

 

La reina Isabel de Farnesio tuvo que esperar y anhelar durante años la corona de España para su hijo ya que fueron sus dos "hermanastros”, LUIS Y FERNANDO, quienes heredaron el trono español en un primer momento


  


Luis y Fernando, se habían quedado sin su madre María Luisa Gabriela de Saboya, desde muy pequeños y la relación con la segunda esposa de su padre, el rey, no era para nada “maternal”, sino todo lo contrario

Además, el rígido protocolo de la corte que impedía el contacto directo de los príncipes con los reyes, tampoco ayudaba, hasta el punto que los infantes Luis y Fernando se comunicaban con su padre (y con su madrastra) a través de cartas escritas en francés, que era la lengua que utilizaba la familia. No comían juntos, ni asistían a actos oficiales con sus padres y estaban a cargo de educadores y sin ningún cariño paternal


 


Alejados prácticamente los infantes de su padre, Isabel supo hacerse con la voluntad de su marido, empleando todas sus armas para que hacerse imprescindible, además crear en el rey una gran dependencia “sexual y afectiva”, convirtiéndose en un matrimonio inseparable


Pero el rey Felipe V, empezó a dar muestras cada vez más acusadas de su que su salud mental se estaba deteriorando: 

No tardó en mostrar un grave problema de higiene personal, dormía durante el día, y recibía a ministros y embajadores después de la medianoche en sesiones que duraban horas por lo que mandaba encender todas las luces por la noche y oscurecer las habitaciones de día.

 

La mala salud mental del rey Felipe V, le llevó a firmar el 10 de enero de 1724 un decreto por el que abdicaba y dejaba la corona de España en manos de su hijo mayor, de 17 años:

Luis I de España  


 

 

Al que habían casado dos años antes con Luisa Isabel de Orleans y Borbón, dos años menor que él


 

 

Hija de Felipe II, Duque de Orleans y de Francisca María de Borbón, (hija ilegítima de Luis XIV y su amante Madame de Montespan) 


 



Luisa Isabelapenas recibió educación, siendo el único interés de sus padres el que casara lo más pronto posible y de la forma más provechosa para los intereses económicos y estratégicos de la familia. 

La oportunidad llegaría cuando se enteran de que el Rey de España, Felipe V y especialmente la segunda esposa de éste, Isabel de Farnesio, se encontraban en busca de candidatas para llevar al altar a sus hijos.

La boda del primogénito de Felipe V y Luisa Isabel de Orleans, se celebró el 20 de enero de 1722

No pudo ser consumado hasta varios años más tarde, habida cuenta la tierna edad de los recién casados, que ni siquiera alcanzaba los quince años en el caso del príncipe Luis y trece en el de Luisa.

Luisa Isabel, enseguida empezó a dar muestras de padecer algún problema mental: Vestía de forma estrafalaria, corría por los pasillos en camisón de transparencias, se negaba a comer, para acto seguido, engullir en sus aposentos gigantescas cantidades de alimentos que luego, arrepentida, vomitaba entre lágrimas

Sus actuaciones en público, eran bochornosas, emitiendo sonoros eructos y flatulencias que provocan la estupefacción de los comensales.

Por las noches, la princesa, casi sin ropa, salía del palacio y se dedicaba a trepar los árboles de los jardines. 

En otras ocasiones, se obsesiona con la limpieza, y utiliza sus costosísimos vestidos para limpiar suelos y paredes

En Madrid comienza popularmente a ser conocida como “la reina loca”.

 

 

El rey Felipe V decide abdicar en su joven hijo mayor, Luis I, a comienzos de 1724, cuando contaba con 17 años y su esposa con 15


 

 

Convirtiéndose en Rey de España y con él su esposa, "la perturbada Luisa".


 

El reinado de Luis I, es el más efímero de la historia de España, de apenas ocho meses de duración y conocido como “el reinado relámpago”

Un adolescente que estaba totalmente sometido a las órdenes de sus padres, en especial a las de su madrastra, quien intentaba, de hecho, con éxito, mover los hilos del Reino de España desde su residencia del Palacio de la Granja de San Ildefonso, al que se había trasladado junto con su esposo Felipe V 

Pero el estado mental de la nueva reina va empeorando y el rey Luis I informa a su padre de la situación y de su decisión de mantenerla encerrada en sus aposentos.

Poco después, el rey Luis I contrae la viruela y muere el 31 de agosto de 1724.

 

 

 

Los Reyes "padres" (Felipe V e Isabel de Farnesio) tras la muerte Luis I, volvieron de nuevo a Madrid, y el rey Felipe V, volvía a ostentar la Corona de la Monarquía de España, y Fernando en vez de rey era proclamado como el nuevo príncipe de Asturias


 


(Isabel de Farnesio que estuvo siempre perfectamente informada de lo que sucedía en la Corte de Madrid, convenció a todos con sus artimañas, y sobre todo consiguió convencer a su marido, Felipe V para que volviera a reinar, ya que la sucesión lógica habría tenido que recaer en Fernando VI, pero contaba con once años)

Felipe V asume de nuevo el trono, por ello se dice que Felipe V es el único Rey que reinó dos veces en España.


Isabel de Farnesio, decide deshacerse de la esposa de su hijastro, a causa de su estado mental y, es mandada de regreso a Francia, recibiendo una cuantiosa pensión desde España, y mejorando con el paso del tiempo, aun así, muere el 16 de junio de 1742 a la edad de 32 años, sin haber perdido nunca el rango de Reina de España.

 

El “segundo reinado” de Felipe V estuvo dominado por los repetidos episodios melancólicos, cada vez más graves y continuos, y el rey hacia la mayor parte de las veces de consorte de su esposa, quien firmaba los documentos como “el rey y yo”

 

Obligaron a Fernando, príncipe de Asturias a contraer matrimonio con una princesa portuguesa, en 1728 con Bárbara de Braganza


  


 Hija de Juan V de Portugal y Mª Ana de Austria 


  

Era una mujer culta, de agradable carácter, dominadora de seis idiomas y gran amante de la música desde niña.

Fernando y Bárbara se enamoraron profundamente 

Vivieron aislados de la Corte durante el reinado de Felipe V por voluntad de la madrastra del príncipe, la reina Isabel de Farnesio, que les obligo a no mantener contactos con la nobleza castellana, y con las visitas restringidas, las cuales tenían que ser previamente comunicadas a la reina Isabel de Farnesio

No podían recibir a otros embajadores que los de Francia y Portugal, no debían comer en público, y para salir de paseo debían hacerlo acompañados de la persona asignada por Isabel de Farnesio para tal cometido y que como es lógico era de su total “confianza”.


Mientras tanto la enfermedad mental en estos últimos años del rey de Felipe V, y el deterioro físico se fueron acentuando por lo que se recluyó en el palacio de El Pardo, donde vivía de forma huraña:

No se cambiaba de ropa interior hasta que quedaba hecha jirones. No se dejaba cortar por nadie el cabello ni las uñas porque pensaba que sus males aumentarían. Así, las uñas de los pies le crecieron tanto que llegó un momento que ya no podía casi ni andar.

Creía que no tenía brazos ni piernas y llegó hasta el punto de creer que era una rana...

Se había empeñado en llevar siempre una camisa usada antes por la Reina, porque temía que le envenenasen a través de dicha prenda… otras veces prescindía de ella y andaba desnudo ante extraños

Se pasaba días enteros en cama lleno de suciedad, pues no se levantaba ni para defecar.

Hacía muecas y se mordía a sí mismo

Cantaba y gritaba desaforadamente, y alguna vez pegó a la Reina, con la cual se peleaba a voces y repitió tanto sus intentos de escaparse que fue preciso poner guardias en su puerta para evitarlo

 


Finalmente
Felipe V, llamado «el Animoso» falleció en 1746 con la corona todavía en su cabeza y sumido en un estado grave de locura.

 

 


A la muerte del rey Felipe V, subió al trono de España, el príncipe de Asturias, FERNANDO, 2º hijo varón de su primer matrimonio con María Luisa Gabriela de Saboya:

 

Fernando VI 

 

En 1746 Fernando sube al trono de España y su esposa pasa a ocupar un importante papel en la corte, especialmente como mediadora entre el rey de Portugal y su esposo. 


 


Apenas transcurrida una semana de la muerte de su padre, el nuevo rey Fernando VI ordenó a su madrastra, la reina viuda Isabel de Farnesio, que abandonara el palacio y su residencia quedó fijada en el palacio de La Granja de Segovia, como castigo a los desprecios que había aplicado esta, desde su posición de poder, a los consejeros de la reina María-Luisa Gabriela de Saboya, su madre. Y por supuesto a todo lo que le había hecho tanto a él como a su hermano, el fallecido rey Luis I de España

Los reyes Fernando VI y Barbara de Braganza estuvieron muy unidos, hasta que, en la primavera de 1758, ella fue trasladada a Aranjuez pensando que allí se restablecería, ya que padecía una tos continua, pero fallece el 27 de agosto


 


Bárbara de Braganza es recordada como una reina moderada en sus costumbres, mecenas y amante de las artes, así como por el sincero amor y fidelidad que profesó a su marido el rey, y él a ella, cosa no tan frecuente en tiempos de matrimonios políticos o de conveniencia.


El mismo día en que murió doña Bárbara, el rey Fernando VI abandono Aranjuez para instalarse en el castillo de Villaviciosa de Odón


Durante un año, justo desde el fallecimiento de la reina, España estuvo prácticamente "sin rey", pues se produjo un agravamiento en su salud, hasta llegar a un alto grado de locura: el rey Fernando VI dejo de hablar, fue reduciendo
 sus comidas hasta el punto de no alimentarse, sus temores a morir ahogado fueron aumentando y se encerró en una habitación muy pequeña donde pasó sus últimos meses

 

En esos años de destierro, Isabel de Farnesio vivió siempre atenta a todo lo que pasaba en la corte, ya que tenía “aliados” que la mantenían bien informada, en cartas como esta:

  “Se muestra agresivo, tiene unos impulsos muy grandes de morder a todo el mundo y para calmarlo le suministraban opio. Intentó suicidarse en varias ocasiones y pidió veneno a los médicos o armas de fuego a los miembros de la guardia real. Juega a fingir que estaba muerto o, envuelto en una sábana, diciendo que es un fantasma. Cada día estaba más delgado y pálido, lo que se une a la dejadez en su aseo personal. No duerme en la cama sino sobre dos sillas y un taburete…”

 

El 10 de agosto de 1759 el rey de España, Fernando VI muere sin descendencia

 

 

 

Así pues, es como recae la corona de España en manos de este hermanastro de los reyes Luis I y Fernando VI, e hijo del 2º matrimonio de su Padre el rey Felipe V con su madre Isabel de Farnesio, llamado Carlos.



Carlos rey de Nápoles y Sicilia, en donde reinaba con el nombre de Carlos VII en Nápoles y Carlos V en Sicilia, o simplemente Carlo di Borbone


 

 

No era un mozo bien parecido, tenía una prominente nariz y medía metro y medio, sin embargo, era una persona de trato afable y familiar, de vestir sencillo, comportamiento llano y enemigo de los grandes ceremoniales.

Un hombre, en suma, que intentaba hacer olvidar su físico poco agraciado merced al despliegue cotidiano de sus virtudes morales y cívicas.

 

Estaba casado con María Amalia de Sajonia


 

 

Hija de Federico Augusto II duque de Sajonia y la archiduquesa María Josefa de Austria


                  

Eran parientes lejanos, seguro, ya que la madre de Amalia, la archiduquesa María Josefa de Austria, era hija de José I, que era hijo de Leopoldo I, y este, hijo de Fernando III y María Ana de Austria, hija de Felipe III, rey de España (ósea que “algo se tocarían” …)

 

Amalia era una muchacha inteligente y culta, elegante y amable, pero su físico no era muy agraciado. 

De hecho, hubo voces que afirmaron sin ningún tipo de reparo que “esa reina, con su marido, forman la pareja más fea del mundo”.


 

 

No se conocían más que por los retratos que de ellos hacían los pintores de la corte (los cuales intentaban retratarlos físicamente lo más agraciados posible)

El día que se vieron por primera vez, cuentan que Amalia dijo: “Dios mío que nariz, es gigante” …

El novio sin embargo se mostraba entusiasmado, aseguraba que su esposa era "mucho más hermosa que el retrato" y que poseía "el genio de un ángel"

 

El día de la boda Carlos tenía 22 años y Amalia tan solo 13.


 

 

La boda fue solemne y duró varias horas. María Amalia, que con tan pocos años no estaba acostumbrada a acudir a este tipo de ceremonias, se pasó toda la boda bostezando, mientras todos contemplaban atónitos a esa niña que iba a ser su futura reina.

El matrimonio a pesar de ser concertado fue bien avenido

Y así es como el joven príncipe Carlos a los 22 años describe en una carta a sus padres los pormenores de la noche de bodas con una chiquilla de 13. 

         "Mi muy querido Padre y mi muy querida Madre, me alegraré de que VV.MM. sigan bien, yo y mi mujer estamos perfectamente, gracias a Dios. He recibido una carta de VV.MM. del 15 del mes pasado, por la que he visto como gracias a Dios VV.MM. habían recibido dos de mis cartas


         Suponían que cuando recibiera esta carta ya estaría alegre mi corazón y habría consumado el matrimonio; que no me extrañara de que VV.MM. me hablaran así, que a veces las jovencitas no son tan fáciles y que yo tendría que ahorrar mis fuerzas con estos calores, que no lo hiciera tanto como me apeteciera porque podría arruinar mi salud y me contentara con una vez o dos entre la noche y el día, que si no acabaría derrengado y no valdría para nada, ni para mí ni para ella, que más vale servir las señoras poco y de continuo que hacer mucho una vez y dejarlas por un tiempo

           
          Acerca de lo que remitiera sobre la medida de su altura, diré a VV.MM. que según el retrato que tengo yo de mi hermana no se parecen nada y sin menoscabar a mi hermana Ella es mucho más guapa y mucho más blanca Diré que dispara muy bien y que toma mucho placer de la caza.
          VV.MM. me escribían como Padres y como personas mayores y como se habla entre casados cuando hay confianza y que les contara a  si todo transcurrió bien, si estoy contento y si la encuentro a mi gusto tanto en el cuerpo como en el espíritu y el carácter. Para obedecer a las órdenes de VV.MM. contaré aquí como transcurrió todo.

         El día en que me reuní con ella en Portella, hablamos amorosamente, hasta que llegamos a Fondi. Allí cenamos y luego proseguimos nuestro viaje sosteniendo la misma conversación hasta que llegamos a Gaeta algo tarde.  Entre el tiempo que necesitó para desnudarse y despeinarse llegó la hora de la cena y no pude hacer nada, a pesar de que tenía muchas ganas. 
         Nos acostamos a las nueve y temblábamos los dos pero empezamos a besarnos y enseguida estuve listo y empecé y al cabo de un cuarto de hora la rompí, y en esta ocasión no pudimos derramar ninguno de los dos; solo diré que acerca de lo que me decían de que como ella era joven y delicada no dudaban de que me haría sudar, diré que la primera vez me corría el sudor como una fuente pero que desde entonces ya no he sudado. 
        Más tarde, a las tres de la mañana, volví a empezar y derramamos los dos al mismo tiempo y desde entonces hemos seguido así, dos veces por noche, excepto aquella noche en que debíamos venir aquí, que como tuvimos que levantarnos a las cuatro de la mañana sólo pude hacerlo una vez y les aseguro que hubiese podido hacerlo muchas más veces pero que me aguanto por las razones que VV.MM. me dieron.
        Diré también  que siempre derramamos al mismo tiempo porque el uno espera al otro y también que es la chica más guapa del mundo y que tiene el espíritu de un ángel y el mejor talante y que soy el hombre más feliz del mundo teniendo a esta mujer que tiene que ser mi compañera el resto de mi vida.
      VV.MM. me decían que aguardaban con impaciencia averiguar si pueden tener nietos pero que tenían miedo de que no sea enseguida, ya que ella no tiene todavía el periodo. Diré a VV.MM. que todavía no lo tiene, pero que según todas las apariencias, no tardará en tenerlo porque empezó hace ya 4 noches a dejar algunas manchas de esa materia que dicen que precede a lo de tener el periodo; lo cual espero en Dios, en la Virgen y en San Antonio. 
        Mi mujer me ruega que la ponga con la mayor sumisión a los pies de VV.MM.
       Señora, ruego a V.M. que abrace de mi parte a todos mis hermanos y hermanas 

= Nápoles, a 8 de julio = El más humilde y más obediente de los hijos. Carlos"

 

Los dos se enamoraron y se mantuvieron muy unidos. Juntos supieron conquistar el afecto de los ciudadanos, a la vez que intentaron reformar, unificar y modernizar Nápoles y Sicilia.

 

María Amalia estaba formada al modo de la cultura francesa: educada en el baile, la música y las buenas maneras protocolarias impuestas por Francia. Hablaba francés y tenía nociones de italiano, idiomas con los que inicialmente hablaba con Carlos.

Los testimonios de la época revelan que, aunque no era una belleza, la joven era "robusta y alta para su edad", tenía la piel clara y una voz bastante chillona.

Era "afable y caritativa y tenía un excelente corazón"

Disfrutaba de la caza y la pesca, los paseos a caballo y las labores de costura.

Era "sumamente religiosa y aplicada en sus obligaciones domésticas".

Nunca se interesó especialmente en los asuntos de Estado, hasta el nacimiento de sus hijos varones, Felipe Antonio, y Carlos, a los que inteligentemente les iba hablando poco a poco de política 

 

Al contrario de lo que solía suceder en aquella época, los reyes siempre durmieron en la misma habitación y en la misma cama.



 


Tuvieron trece hijos, pero sólo siete llegaron a la edad adulta.
En 1747, después de dar a luz a cinco niñas, por fin nació un varón: 
Felipe Antonio, y un año después Carlos

Pero a los pocos años tuvieron que asumir con dolor, que Felipe Antonio era un niño demente, incapaz de gobernar, excluyéndole de la línea sucesoria por su retraso mental. 

Lo que convirtió al 2º hijo, Carlos, (futuro Carlos IV), en el heredero al trono español 

 

En 1759 Carlos y María Amalia, tuvieron que dejar Nápoles para venir a España como reyes, tras la muerte del rey Fernando VI.

El trono de Nápoles y las dos Sicilia lo heredó su siguiente varón, Fernando, a través de un consejo de regencia, ya que contaba con 9 años.


 

 

Carlos siempre estuvo al tanto de todos los asuntos importantes de España, y además sus años como rey de las Dos Sicilias le dieron una experiencia muy valiosa para reinar en España, en donde su madre Isabel de Farnesio les esperaba con anhelo.

 

Carlos de Nápoles se convierte en el Carlos III





Al poco de llegar a España, la tristeza que embargó a María Amalia, quien nunca llegó a hablar bien el español, afectando con ello su vida social.

María Amalia se convirtió en una reina amargada, enferma y debilitada por los constantes partos. Su carácter se había vuelto más agrio, comportándose con dureza con sus subordinados, quienes recibían gritos y golpes por cualquier mínimo error en el protocolo

El trato duro que dispensaba a sus propios hijos o al servicio nada tenía que ver con el trato afable que tenía con su amado marido

Añoraba Nápoles, su clima, sus palacios y sus parajes contrastaban con el lamentable estado en que se encontraba Madrid, por lo que era constante al sugerir a su marido algunos cambios y reformas para que Madrid se convirtiera en una capital envidiada en Europa, y en la que ella se sintiera a gusto, y su marido enorgullecido 


 

El trato de María Amalia con su suegra Isabel de Farnesio, era un constante pulso entre ambas y a pesar de ello su marido la pidió que dedicara un par de horas diarias a la reina madre, pero las discusiones eran sabidas por todos y las visitas no eran del agrado de ninguna, ya que desconfiaban una de la otra  

 

Fue entonces cuando Isabel de Farnesio volvió a la corte, pero las continuas peleas y discusiones con su nuera, María Amalia de Sajonia, la hicieron volver a su exilio hasta el fin de sus días en la localidad madrileña de Aranjuez  


Amalia fumaba de manera considerable tabaco cubano que hacía traer a palacio en grandes cantidades, más los continuos embarazos y enfermedades, así como un accidente montando a caballo sufrido poco antes de llegar a España iban minando su salud física y mental 


 

En septiembre de 1760, apenas dos años después de su llegada a España, María Amalia sufre unas violentas fiebres, que se convirtieron en tuberculosis, y a los pocos meses muere con 36 años.

Mas de 20 años juntos de feliz matrimonio, siendo fieles el uno con el otro, por lo que el rey Carlos III quedó totalmente desolado
.

 

Quedó escrito entonces que Carlos III señaló: " En 22 años de matrimonio, este es el primer disgusto serio que me da Amalia"

En otra carta a Tanucci decía que su corazón se hallaba "penetrado del más extremo dolor por la pérdida de lo que más amaba en este mundo. Sólo Dios sabe cómo estoy, y no me queda otro consuelo más que esperar firmemente en él, que la habrá premiado con la vida eterna... Y espero de la divina misericordia que me ayude para resistir tan duro golpe y para mantenerme en la resolución que he tomado para mi estado personal"

Después de la muerte de María Amalia el rey no volvió a contraer matrimonio, a pesar de contar con solo 44 años.


 

 

A la reina María Amalia se le debe la introducción en España de la costumbre navideña del belén o "nacimiento" de origen napolitano.


 


Pero eso no fue lo único que se trajeron los reyes "napolitanos" a España
El rey se había traído a personas de su confianza, ministros y consejeros y había nombrado al marqués de Esquilache secretario de Hacienda.


 

 

Éste incorporó señoríos a la Corona, controló a los sectores eclesiásticos y reorganizó las Fuerzas Armadas

Liberalizó el comercio de los cereales, lo que originó una subida de los precios de los productos de primera necesidad a causa de las especulaciones de los acaparadores y de las malas cosechas de los últimos años.

Además la intervención española en la Guerra de los Siete Años dejaron las arcas vacías y se necesitaban más ingresos, que se consiguieron con un aumento de la presión fiscal y nuevas fórmulas, como la creación de la Lotería Nacional , al estilo de las que funcionaban en Italia y que se habían destapado como un importante sustento para las arcas públicas.

El 10 de diciembre de 1763 en la Sala del Real Consejo de Madrid se celebró el primer sorteo de Lotería de la historia de España y fue su legado más apreciado por los españoles ya que años más tarde, en marzo de 1766 se produjo el famoso "Motín de Esquilache": 

Su detonante fue la orden de cambiar la capa larga y el sombrero de ala ancha de los madrileños por la capa corta y el sombrero de tres picos. 


 

La tensión subió gracias a los pasquines que circulaban por la capital y que aparecían en sitios públicos, y que por su léxico y ortografía sólo podían provenir de hombres con cultura.

De Madrid, el levantamiento se trasladó a varias ciudades. 

Los amotinados exigieron la reducción del precio de los alimentos y la supresión de la Junta de Abastos, la derogación de la orden sobre la vestimenta, el cese de los ministros extranjeros que se había traído de Nápoles, por españoles y un perdón general.

 

El Monarca desterró a Esquilache y nombró en su lugar al conde de Aranda. 


 

 

Carlos III intentó llevar a cabo todos los cambios que había prometido a su amada esposa, para que Madrid se convirtiera en la capital digna del reino 


 

Hizo hospitales públicos, servicios de alumbrado y recogida de basura, uso de adoquines, una buena red de alcantarillado...


 

Un ambicioso plan de ensanche, con grandes avenidas, monumentos como la Cibeles, Neptuno, la puerta de Alcalá, la construcción del jardín botánico, el hospital de San Carlos (hoy Museo Reina Sofía), el edificio del Museo del Prado (destinado originalmente a museo de Historia Natural).

 

Entre los aspectos más duraderos de su herencia quizá haya que destacar el avance hacia la configuración de España como nación, a la que dotó de algunos símbolos de identidad, con una capital digna y una bandera nacional


 


Conocida popularmente como la 'rojigualda', nació el 28 de mayo de 1785 aunque no fue impuesta como bandera nacional hasta 1843, cuando Isabel II era la reina.

Surgió por una necesidad marítima, pues con la llegada de Felipe V y la dinastía de los Borbones al trono español, las banderas de media Europa eran muy parecidas y se producían confusiones sobre todo en el mar

 

 

 

Carlos III se esforzó por modernizar Madrid y dio un gran impulso a los transportes y comunicaciones interiores: la construcción de una red radial de carreteras que cubrían todo el territorio español, uniéndolas con la capital. (Km 0 de la Puerta del SOL) 




También instauro la organización del Correo como servicio público 


 


La Real Casa de Correos data de finales de la segunda mitad del siglo XVIII, y se trata del edificio más antiguo de la Puerta del Sol.


 

 

Lo más conocido de su arquitectura es el reloj que existe en una torreta levantada sobre su tejado. Este reloj centenario se hace protagonista una vez al año en la noche del 31 de diciembre debido a las campanadas que marcan el ritual de las doce uvas.

Frente a la puerta principal del edificio se puede ver una placa histórica sobre el kilómetro cero (origen de las carreteras radiales)


 


Carlos III fue conocido como el "mejor alcalde de Madrid", o " el político"


 

 

Creó la Real Orden que lleva su nombre, con el lema “Virtuti et merito”con la finalidad de condecorar a aquellas personas que se hubiesen destacado especialmente por sus buenas acciones en beneficio de España y la Corona.


 

 

Desde su creación, es la más distinguida condecoración civil que puede ser otorgada en España, donde se fija como objetivo “recompensar a los ciudadanos que con sus esfuerzos, iniciativas y trabajos hayan prestado servicios eminentes y extraordinarios a la Nación”

Aunque la Real Cédula de creación es de septiembre de 1771, Carlos III no hizo públicas las disposiciones que habrían de regular la distinción hasta que el nació su primer nieto

El futuro rey y príncipe de Asturias, Carlos IV, llevaba cinco años de matrimonio sin hijos, por lo que al nacer el primer infante quiso su abuelo, Carlos III, dejar constancia de su gratitud a Dios, (al que afirmaba haber rezado en espera de la continuidad de la dinastía) y en especial, a la Virgen María en su advocación de Inmaculada Concepción y de quien se declaraba el rey profundamente devoto.



 Se nombró a sí mismo Gran maestre de la Orden


 

 

Título que pasaría después a sus herederos, siempre que tuvieran el título de “Rey de España”


 

Carlos III sufrió la muerte de 3 hijos

Rompió relaciones con su hijo Fernando rey de Nápoles


 


Vivió de primera mano el comportamiento conflictivo de su esposa María Amalia y de su madre Isabel de Farnesio, y también el de su nuera María Luisa de Parma hacia su hijo Carlos IV, años después.



El Rey Carlos III murió en 1788


 

Siendo el máximo exponente del despotismo ilustrado en España


 

 

Pues el estallido casi inmediato de la Revolución francesa al año siguiente provocó una reacción de terror y fue un periodo más conservador el que le tocó vivir y gobernar a su hijo y sucesor:  

Carlos IV













































































































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