El rey Felipe V, (primer Borbón de España)
Había tenido dos
hijos varones de su primer matrimonio con su prima María Luisa Gabriela de Saboya
LUIS y FERNANDO
Los dos fueron reyes
de España, (al abdicar el rey en su hijo mayor)
Pero entre el
reinado de un hijo y el otro, Felipe V tuvo que hacerse cargo del trono por
segunda vez, hasta su muerte, a pesar de que su deterioro mental se iba
acrecentando con el paso del tiempo
Le sucedería CARLOS, nacido en 1,716
Primer el primer hijo varón de su segundo matrimonio
con ISABEL de FARNESIO
Mujer de gran belleza, pese a las marcas que tenía en su cara, fruto de
unas viruelas infantiles, poseía un cuerpo esbelto y atractivo, al tiempo que
era acreedora de un fuerte carácter y una personalidad autoritaria que le
otorgó una gran influencia en la corte real.
Fue apodada despectivamente como” la
parmesana”
Supo aprovechar la mala salud mental de su marido, quien se creía que era
una “rana”, más los “inesperados” acontecimientos familiares, lo que la valió
para que su primer hijo, Carlos, se hiciera con la corona española, a pesar de
que en ese momento él, era el rey de Nápoles y las dos Sicilias
La reina,
Isabel de Farnesio, tuvo 7 hijos con el rey Felipe V (solo
uno murió al nacer)
Ella era
muy consciente de que los 2 hijos del primer matrimonio de su esposo, el rey
Felipe V, serian lógicamente los herederos de la corona de España, por lo que
se preocupó mucho por la suerte y el futuro de sus hijos
e hijas, siendo ella la encargada de elegir esposa o marido a todos ellos,
con el único fin de unirles a buenas casas reales:
-Carlos, rey de
Nápoles y las Dos Sicilias
-Mariana Victoria, reina de Portugal,
esposa de José I
-Felipe,
duque de Parma
-María
Teresa, esposa de Luis Delfín, hijo del rey Luis XV
-Luis
Antonio, arzobispo de Toledo, hasta que abandonó la vida eclesiástica
-María
Antonia, esposa de Víctor Amadeo III
La reina
Isabel de Farnesio tuvo que esperar y anhelar durante años la corona de España
para su hijo ya que fueron sus dos "hermanastros”, LUIS
Y FERNANDO, quienes heredaron el trono español en un
primer momento
Luis y Fernando, se habían quedado sin
su madre María Luisa Gabriela de Saboya, desde muy pequeños y la relación con la
segunda esposa de su padre, el rey, no era para nada “maternal”, sino todo lo
contrario
Además, el rígido protocolo de la corte que impedía el contacto directo de los
príncipes con los reyes, tampoco ayudaba, hasta el punto que los infantes
Luis y Fernando se comunicaban con su padre (y con su madrastra) a través de
cartas escritas en francés, que era la lengua que utilizaba la familia. No
comían juntos, ni asistían a actos oficiales con sus padres y estaban a cargo
de educadores y sin ningún cariño paternal
Alejados prácticamente los infantes de su padre, Isabel supo hacerse con la voluntad de su marido, empleando todas sus armas para que hacerse imprescindible, además crear en el rey una gran dependencia “sexual y afectiva”, convirtiéndose en un matrimonio inseparable
Pero el rey Felipe V, empezó a dar muestras cada vez más acusadas de su que su salud mental se estaba deteriorando:
No tardó en mostrar un grave problema de
higiene personal, dormía durante el día, y recibía a ministros y
embajadores después de la medianoche en sesiones que duraban horas
por lo que mandaba encender todas
las luces por la noche y oscurecer las habitaciones de día.
La mala
salud mental del rey Felipe V, le llevó a firmar el 10 de enero de
1724 un decreto por el que abdicaba y dejaba la corona de España en manos
de su hijo mayor, de 17 años:
Luis I de
España
Al que habían casado dos años antes
con Luisa Isabel de Orleans y Borbón, dos años menor que él
Hija
de Felipe II, Duque de Orleans y de Francisca María de
Borbón, (hija ilegítima de Luis XIV y
su amante Madame de Montespan)
Luisa Isabel, apenas recibió educación, siendo el único interés de sus padres el que
casara lo más pronto posible y de la forma más provechosa para los intereses
económicos y estratégicos de la familia.
La oportunidad llegaría cuando se
enteran de que el Rey de España, Felipe V y especialmente la segunda esposa de
éste, Isabel de Farnesio, se encontraban en busca de candidatas para llevar al
altar a sus hijos.
La boda del primogénito de Felipe V
y Luisa Isabel de Orleans, se celebró el 20 de enero de 1722
No pudo ser consumado hasta varios años
más tarde, habida cuenta la tierna edad de los recién casados, que ni
siquiera alcanzaba los quince años en el caso del príncipe Luis y trece en el
de Luisa.
Luisa Isabel, enseguida empezó a dar muestras de padecer algún problema mental: Vestía de forma estrafalaria, corría por los pasillos en camisón de transparencias, se negaba a comer, para acto seguido, engullir en sus aposentos gigantescas cantidades de alimentos que luego, arrepentida, vomitaba entre lágrimas
Sus actuaciones en público, eran
bochornosas, emitiendo sonoros eructos y flatulencias que provocan la estupefacción
de los comensales.
Por las noches, la princesa, casi sin
ropa, salía del palacio y se dedicaba a trepar los árboles de los
jardines.
En otras ocasiones, se obsesiona con la
limpieza, y utiliza sus costosísimos vestidos para limpiar suelos y
paredes.
En Madrid comienza popularmente a ser
conocida como “la reina loca”.
El rey Felipe V decide abdicar en su joven
hijo mayor, Luis I, a comienzos de 1724, cuando
contaba con 17 años y su esposa con 15
Convirtiéndose en Rey de España y con él su
esposa, "la perturbada Luisa".
El reinado de Luis I, es el
más efímero de la historia de España, de apenas ocho meses de
duración y conocido como “el reinado relámpago”
Un adolescente que estaba totalmente
sometido a las órdenes de sus padres, en especial a las de su madrastra, quien
intentaba, de hecho, con éxito, mover los hilos del Reino de España desde su
residencia del Palacio de la Granja de San Ildefonso, al que se había
trasladado junto con su esposo Felipe V
Pero el estado mental de la nueva reina
va empeorando y el rey Luis I informa a su padre de la situación y de su
decisión de mantenerla encerrada en sus aposentos.
Poco después, el rey Luis I contrae la
viruela y muere el 31 de agosto de 1724.
Los Reyes "padres"
(Felipe V e Isabel de Farnesio) tras la muerte Luis I, volvieron de nuevo a
Madrid, y el rey Felipe V, volvía a ostentar la Corona de la Monarquía
de España, y Fernando en vez de rey era proclamado como el nuevo príncipe de
Asturias
(Isabel de Farnesio que estuvo siempre perfectamente
informada de lo que sucedía en la Corte de Madrid, convenció a todos con
sus artimañas, y sobre todo consiguió convencer a su marido, Felipe V para que volviera a reinar, ya que la sucesión lógica habría tenido
que recaer en Fernando VI, pero contaba con once años)
Felipe V asume de nuevo el trono, por ello se dice que Felipe V es el único Rey que reinó dos veces en España.
Isabel de Farnesio, decide deshacerse
de la esposa de su hijastro, a causa de su estado mental y, es mandada de
regreso a Francia, recibiendo una cuantiosa pensión desde España, y mejorando
con el paso del tiempo, aun así, muere el 16 de junio de
1742 a la edad de 32 años, sin haber perdido nunca el rango de Reina de
España. El “segundo reinado” de
Felipe V estuvo dominado
por los repetidos episodios melancólicos, cada vez más graves y continuos, y el rey hacia la mayor parte de las
veces de consorte de su esposa, quien firmaba los documentos como “el rey y
yo” |
Obligaron
a Fernando, príncipe de Asturias a
contraer matrimonio con una princesa portuguesa, en 1728 con Bárbara
de Braganza
Hija de Juan V de Portugal y Mª Ana de Austria
Era
una mujer culta, de agradable carácter, dominadora de seis idiomas y gran amante
de la música desde niña.
Fernando
y Bárbara se enamoraron profundamente
Vivieron aislados de la Corte durante el reinado
de Felipe V por voluntad de la madrastra del príncipe, la
reina Isabel de Farnesio, que les obligo a no mantener contactos con la nobleza
castellana, y con las visitas restringidas, las cuales tenían que ser
previamente comunicadas a la reina Isabel de Farnesio
No
podían recibir a otros embajadores que los de Francia y Portugal, no
debían comer en público, y para salir de paseo debían hacerlo acompañados de la
persona asignada por Isabel de Farnesio para tal cometido y que como es lógico
era de su total “confianza”.
Mientras tanto la enfermedad mental en estos últimos
años del rey de Felipe V, y el deterioro físico se fueron acentuando por lo que se recluyó en el palacio de El Pardo, donde
vivía de forma huraña:
No
se cambiaba de ropa interior hasta que quedaba hecha jirones. No se dejaba cortar por nadie el cabello ni las uñas
porque pensaba que sus males aumentarían. Así, las uñas de los pies le
crecieron tanto que llegó un momento que ya no podía casi ni andar.
Creía
que no tenía brazos ni piernas y llegó hasta el punto de creer que era una
rana...
Se había
empeñado en llevar siempre una camisa usada antes por la Reina, porque temía
que le envenenasen a través de dicha prenda… otras veces prescindía de ella y
andaba desnudo ante extraños
Se pasaba
días enteros en cama lleno de suciedad, pues no se levantaba ni para defecar.
Hacía
muecas y se mordía a sí mismo
Cantaba y
gritaba desaforadamente, y alguna vez pegó a la Reina, con la cual se peleaba a
voces y repitió tanto sus intentos de escaparse que fue preciso poner guardias
en su puerta para evitarlo
Finalmente, Felipe
V, llamado «el Animoso» falleció en 1746 con la corona
todavía en su cabeza y sumido en un estado grave de locura.
A
la muerte del rey Felipe V, subió al trono de España, el príncipe de Asturias,
FERNANDO, 2º hijo varón de su primer matrimonio con María Luisa Gabriela de
Saboya:
En 1746 Fernando
sube al trono de España y su esposa pasa a ocupar un importante papel
en la corte, especialmente como mediadora entre el rey de Portugal y su
esposo.
Apenas transcurrida una semana de la muerte de su padre, el nuevo rey
Fernando VI ordenó a su madrastra, la reina viuda Isabel de Farnesio, que
abandonara el palacio y su residencia quedó fijada en el palacio
de La Granja de Segovia, como castigo a los desprecios que había
aplicado esta, desde su posición de poder, a los consejeros de la
reina María-Luisa Gabriela de Saboya, su madre. Y por supuesto a
todo lo que le había hecho tanto a él como a su hermano, el
fallecido rey Luis I de España
Los
reyes Fernando VI y Barbara de Braganza estuvieron muy
unidos, hasta que, en la primavera de 1758, ella fue trasladada a Aranjuez
pensando que allí se restablecería, ya que padecía una tos continua, pero
fallece el 27 de agosto
Bárbara de Braganza es recordada como una reina
moderada en sus costumbres, mecenas y amante de las artes, así como por el
sincero amor y fidelidad que profesó a su marido el rey, y él a ella, cosa no
tan frecuente en tiempos de matrimonios políticos o de conveniencia.
El
mismo día en que murió doña Bárbara, el rey Fernando VI abandono
Aranjuez para instalarse en el castillo de Villaviciosa de Odón
Durante un año, justo desde el fallecimiento de la reina, España estuvo prácticamente "sin
rey", pues se produjo un agravamiento en su salud, hasta llegar
a un alto grado de locura: el rey Fernando VI dejo de hablar, fue reduciendo sus comidas hasta el punto de no alimentarse, sus temores a morir
ahogado fueron aumentando y se encerró en una habitación muy pequeña donde pasó
sus últimos meses
En esos años de destierro, Isabel de Farnesio vivió siempre atenta a todo
lo que pasaba en la corte, ya que tenía “aliados” que la mantenían bien
informada, en cartas como esta:
“Se
muestra agresivo, tiene unos impulsos muy grandes de morder a todo el mundo y
para calmarlo le suministraban opio. Intentó suicidarse en varias
ocasiones y pidió veneno a los médicos o armas de fuego a los miembros de la
guardia real. Juega a fingir que estaba muerto o, envuelto en una sábana,
diciendo que es un fantasma. Cada día estaba más delgado y pálido, lo que se
une a la dejadez en su aseo personal. No duerme en la cama sino sobre dos
sillas y un taburete…”
El 10 de agosto de 1759 el rey de España,
Fernando VI muere sin descendencia
Así pues, es como recae la corona de España en manos de este hermanastro de los reyes Luis I y Fernando VI, e hijo del 2º matrimonio de su Padre el rey Felipe V con su madre Isabel de Farnesio, llamado Carlos.
Carlos rey de Nápoles y Sicilia, en
donde reinaba con el nombre de Carlos VII en Nápoles y Carlos V en
Sicilia, o simplemente Carlo di Borbone
No era un mozo
bien parecido, tenía una prominente nariz y medía metro y medio, sin embargo,
era una persona de trato afable y familiar, de vestir sencillo, comportamiento
llano y enemigo de los grandes ceremoniales.
Un hombre, en suma, que intentaba hacer
olvidar su físico poco agraciado merced al despliegue cotidiano de sus virtudes
morales y cívicas.
Estaba casado con María Amalia de Sajonia
Hija de Federico Augusto II duque de Sajonia y la archiduquesa María Josefa de Austria
Eran parientes lejanos, seguro, ya que
la madre de Amalia, la archiduquesa María Josefa de Austria, era hija de José
I, que era hijo de Leopoldo I, y este, hijo de Fernando III y María Ana de
Austria, hija de Felipe III, rey de España (ósea
que “algo se tocarían” …)
Amalia era
una muchacha inteligente y culta, elegante y amable, pero su físico no era muy agraciado.
De hecho, hubo
voces que afirmaron sin ningún tipo de reparo que “esa reina, con su marido,
forman la pareja más fea del mundo”.
No se conocían más que por los retratos
que de ellos hacían los pintores de la corte (los cuales intentaban retratarlos
físicamente lo más agraciados posible)
El día que se vieron por primera vez, cuentan que Amalia dijo: “Dios mío que
nariz, es gigante” …
El novio sin embargo se mostraba
entusiasmado, aseguraba que su esposa era "mucho más hermosa que el
retrato" y que poseía "el genio de un ángel"
El día de la boda Carlos tenía 22 años y
Amalia tan solo 13.
La boda fue solemne y duró varias horas.
María Amalia, que con tan pocos años no estaba acostumbrada a acudir a este
tipo de ceremonias, se pasó toda la boda bostezando, mientras todos
contemplaban atónitos a esa niña que iba a ser su futura reina.
El matrimonio a pesar de ser concertado
fue bien avenido
Y así es como el joven príncipe Carlos a
los 22 años describe en una carta a sus padres los pormenores de la noche
de bodas con una chiquilla de 13.
"Mi muy querido Padre y mi muy
querida Madre, me alegraré de que VV.MM. sigan bien, yo y mi mujer estamos
perfectamente, gracias a Dios. He recibido una carta de VV.MM. del 15 del
mes pasado, por la que he visto como gracias a Dios VV.MM. habían recibido dos
de mis cartas
Suponían que cuando recibiera esta carta ya estaría alegre mi corazón y habría
consumado el matrimonio; que no me extrañara de que VV.MM. me hablaran así, que
a veces las jovencitas no son tan fáciles y que yo tendría que ahorrar mis
fuerzas con estos calores, que no lo hiciera tanto como me apeteciera porque
podría arruinar mi salud y me contentara con una vez o dos entre la noche y el
día, que si no acabaría derrengado y no valdría para nada, ni para mí ni para
ella, que más vale servir las señoras poco y de continuo que hacer mucho una
vez y dejarlas por un tiempo
Acerca de lo que remitiera sobre la medida de su altura, diré a
VV.MM. que según el retrato que tengo yo de mi hermana no se parecen nada y sin
menoscabar a mi hermana Ella es mucho más guapa y mucho más blanca Diré que
dispara muy bien y que toma mucho placer de la caza.
VV.MM. me escribían como Padres y como personas mayores y como se habla entre
casados cuando hay confianza y que les contara a si todo transcurrió
bien, si estoy contento y si la encuentro a mi gusto tanto en el cuerpo como en
el espíritu y el carácter. Para obedecer a las órdenes de VV.MM. contaré aquí
como transcurrió todo.
El día en que me reuní con ella en Portella, hablamos amorosamente, hasta que
llegamos a Fondi. Allí cenamos y luego proseguimos nuestro viaje sosteniendo la
misma conversación hasta que llegamos a Gaeta algo tarde. Entre
el tiempo que necesitó para desnudarse y despeinarse llegó la hora de la cena y
no pude hacer nada, a pesar de que tenía muchas ganas.
Nos
acostamos a las nueve y temblábamos los dos pero empezamos a besarnos y
enseguida estuve listo y empecé y al cabo de un cuarto de hora la rompí, y en
esta ocasión no pudimos derramar ninguno de los dos; solo diré que acerca de lo
que me decían de que como ella era joven y delicada no dudaban de que me haría
sudar, diré que la primera vez me corría el sudor como una fuente pero que
desde entonces ya no he sudado.
Más
tarde, a las tres de la mañana, volví a empezar y derramamos los dos al mismo
tiempo y desde entonces hemos seguido así, dos veces por noche, excepto aquella
noche en que debíamos venir aquí, que como tuvimos que levantarnos a las cuatro
de la mañana sólo pude hacerlo una vez y les aseguro que hubiese podido hacerlo
muchas más veces pero que me aguanto por las razones que VV.MM. me dieron.
Diré
también que siempre derramamos al mismo tiempo porque el uno espera al
otro y también que es la chica más guapa del mundo y que tiene el espíritu de
un ángel y el mejor talante y que soy el hombre más feliz del mundo teniendo a
esta mujer que tiene que ser mi compañera el resto de mi vida.
VV.MM. me
decían que aguardaban con impaciencia averiguar si pueden tener nietos
pero que tenían miedo de que no sea enseguida, ya que ella no tiene todavía el
periodo. Diré a VV.MM. que todavía no lo tiene, pero que según todas las
apariencias, no tardará en tenerlo porque empezó hace ya 4 noches a dejar
algunas manchas de esa materia que dicen que precede a lo de tener el periodo;
lo cual espero en Dios, en la Virgen y en San Antonio.
Mi
mujer me ruega que la ponga con la mayor sumisión a los pies de VV.MM.
Señora,
ruego a V.M. que abrace de mi parte a todos mis hermanos y hermanas
= Nápoles, a 8 de julio = El más humilde y más obediente de los hijos.
Carlos"
Los dos se enamoraron y se mantuvieron muy
unidos. Juntos supieron conquistar el afecto de los ciudadanos, a la vez que
intentaron reformar, unificar y modernizar Nápoles y Sicilia.
María Amalia estaba
formada al modo de la cultura francesa: educada en el baile, la música y las
buenas maneras protocolarias impuestas por Francia. Hablaba francés y tenía
nociones de italiano, idiomas con los que inicialmente hablaba con Carlos.
Los testimonios de la época revelan que, aunque
no era una belleza, la joven era "robusta y alta para su edad", tenía
la piel clara y una voz bastante chillona.
Era "afable y caritativa y tenía un
excelente corazón"
Disfrutaba de la caza y la pesca, los paseos a caballo y las labores de
costura.
Era "sumamente religiosa y aplicada
en sus obligaciones domésticas".
Nunca se interesó especialmente en los
asuntos de Estado, hasta el nacimiento de sus hijos varones, Felipe
Antonio, y Carlos, a los que inteligentemente les iba hablando poco a poco de
política
Al
contrario de lo que solía suceder en aquella época, los reyes siempre durmieron
en la misma habitación y en la misma cama.
Tuvieron trece hijos, pero sólo siete
llegaron a la edad adulta.
En 1747, después de dar a luz a cinco niñas, por fin nació un varón: Felipe
Antonio, y un año
después Carlos
Pero a los
pocos años tuvieron que asumir con dolor, que Felipe Antonio era un niño demente, incapaz de gobernar, excluyéndole de la
línea sucesoria por su retraso mental.
Lo que convirtió al 2º hijo, Carlos,
(futuro Carlos IV), en el heredero al trono español
En 1759 Carlos y María Amalia, tuvieron
que dejar Nápoles para venir a España como reyes,
tras la muerte del rey Fernando VI.
El trono de Nápoles y las dos Sicilia lo
heredó su siguiente varón, Fernando, a través de un consejo de regencia, ya que
contaba con 9 años.
Carlos siempre estuvo al tanto de todos los asuntos importantes de España, y además sus años como rey de las Dos Sicilias le dieron una experiencia muy valiosa para reinar en España, en donde su madre Isabel de Farnesio les esperaba con anhelo.
Carlos de Nápoles se convierte en el Carlos
III
Al poco de llegar a España, la tristeza que embargó a María Amalia, quien nunca llegó a hablar
bien el español, afectando con ello su vida social.
María Amalia se convirtió en una reina amargada, enferma y debilitada por los
constantes partos. Su carácter se había vuelto más agrio, comportándose con
dureza con sus subordinados, quienes recibían gritos y golpes por
cualquier mínimo error en el protocolo
El trato
duro que dispensaba a sus propios hijos o al servicio nada tenía que ver con el
trato afable que tenía con su amado marido
Añoraba Nápoles, su clima, sus palacios y
sus parajes contrastaban con el lamentable estado en que se encontraba Madrid,
por lo que era constante al sugerir a su marido algunos cambios y reformas para
que Madrid se convirtiera en una capital envidiada en Europa, y en la que ella
se sintiera a gusto, y su marido enorgullecido
El trato de María Amalia con su suegra Isabel de
Farnesio, era un constante pulso entre ambas y a pesar de ello su marido la
pidió que dedicara un par de horas diarias a la reina madre,
pero las discusiones eran sabidas por todos y las
visitas no eran del agrado de ninguna, ya que desconfiaban una de la otra
Fue entonces cuando Isabel de Farnesio volvió a la corte, pero las
continuas peleas y discusiones con su nuera, María Amalia de Sajonia, la
hicieron volver a su exilio hasta el fin de sus días en la localidad madrileña
de Aranjuez
Amalia fumaba de manera considerable tabaco
cubano que hacía traer a palacio en grandes cantidades, más los continuos
embarazos y enfermedades, así como un accidente montando a caballo sufrido poco
antes de llegar a España iban minando su salud física y mental
En septiembre de 1760, apenas dos años
después de su llegada a España, María Amalia sufre unas violentas fiebres,
que se convirtieron en tuberculosis, y a los pocos meses muere con 36
años.
Mas de 20 años juntos de feliz matrimonio, siendo fieles el uno con el otro, por
lo que el rey Carlos III quedó totalmente desolado.
Quedó
escrito entonces que Carlos III señaló: "
En 22 años de matrimonio, este es el primer disgusto serio que me da
Amalia"
En otra carta a Tanucci decía que su
corazón se hallaba "penetrado del más extremo dolor por la pérdida de lo
que más amaba en este mundo. Sólo Dios sabe cómo estoy, y no me queda otro
consuelo más que esperar firmemente en él, que la habrá premiado con la vida
eterna... Y espero de la divina misericordia que me ayude para resistir tan
duro golpe y para mantenerme en la resolución que he tomado para mi estado
personal"
Después de la muerte de María Amalia el rey no volvió a contraer matrimonio, a pesar de contar con solo 44 años.
A la reina María Amalia se le debe la
introducción en España de la costumbre navideña del belén o
"nacimiento" de origen napolitano.
Pero eso no fue lo único que
se trajeron los reyes "napolitanos" a España
El rey se había traído a personas de su confianza, ministros y consejeros y
había nombrado al marqués de Esquilache secretario de Hacienda.
Éste incorporó señoríos a la
Corona, controló a los sectores eclesiásticos y reorganizó
las Fuerzas Armadas
Liberalizó el comercio de los cereales, lo
que originó una subida de los precios de los productos de primera necesidad a
causa de las especulaciones de los acaparadores y de las malas cosechas de los
últimos años.
Además la intervención española en la Guerra de los Siete Años dejaron las
arcas vacías y se necesitaban más ingresos, que se consiguieron con un aumento
de la presión fiscal y nuevas fórmulas, como la creación
de la Lotería Nacional , al estilo de las que
funcionaban en Italia y que se habían destapado como un importante sustento
para las arcas públicas.
El 10 de diciembre de 1763 en la Sala del
Real Consejo de Madrid se celebró el primer sorteo de Lotería de la historia de
España y fue su legado más apreciado por los españoles ya que años más tarde,
en marzo de 1766 se produjo el famoso "Motín de
Esquilache":
Su detonante fue la orden de cambiar la
capa larga y el sombrero de ala ancha de los madrileños por la capa corta y el
sombrero de tres picos.
La tensión subió gracias a los pasquines
que circulaban por la capital y que aparecían en sitios públicos, y que por su
léxico y ortografía sólo podían provenir de hombres con cultura.
De Madrid,
el levantamiento se trasladó a varias ciudades.
Los amotinados exigieron la reducción del
precio de los alimentos y la supresión de la Junta de Abastos, la derogación de
la orden sobre la vestimenta, el cese de los ministros extranjeros que se había
traído de Nápoles, por españoles y un perdón general.
El Monarca
desterró a Esquilache y nombró en su lugar al conde de Aranda.
Carlos III intentó llevar a cabo todos los
cambios que había prometido a su amada esposa, para que Madrid se convirtiera
en la capital digna del reino
Hizo hospitales públicos, servicios de
alumbrado y recogida de basura, uso de adoquines, una buena red de
alcantarillado...
Un ambicioso plan de ensanche, con grandes
avenidas, monumentos como la Cibeles, Neptuno, la puerta de Alcalá, la
construcción del jardín botánico, el hospital de San Carlos
(hoy Museo Reina Sofía), el edificio del Museo del Prado (destinado
originalmente a museo de Historia Natural).
Entre los
aspectos más duraderos de su herencia quizá haya que destacar el avance hacia
la configuración de España como nación, a la que dotó de algunos símbolos de
identidad, con una capital digna y una bandera
nacional
Conocida popularmente como la
'rojigualda', nació
el 28 de mayo de 1785 aunque no fue impuesta como bandera nacional hasta
1843, cuando Isabel II era la reina.
Surgió por una necesidad marítima, pues
con la llegada de Felipe V y la dinastía de los Borbones al trono español, las
banderas de media Europa eran muy parecidas y se producían confusiones sobre
todo en el mar
Carlos III se esforzó por modernizar Madrid y dio un gran impulso a los transportes y comunicaciones interiores: la construcción de una red radial de carreteras que cubrían todo el territorio español, uniéndolas con la capital. (Km 0 de la Puerta del SOL)
También instauro la organización del
Correo como servicio público
La Real Casa de Correos data de
finales de la segunda mitad del siglo XVIII, y se trata del edificio más
antiguo de la Puerta del Sol.
Lo más conocido de su arquitectura es
el reloj que existe en una torreta levantada sobre su tejado.
Este reloj centenario se hace protagonista una vez al año en la noche del
31 de diciembre debido a las campanadas que marcan el ritual de
las doce uvas.
Frente a la
puerta principal del edificio se puede ver una placa histórica sobre
el kilómetro cero (origen de las carreteras radiales)
Carlos III
fue conocido como el "mejor alcalde de Madrid", o " el
político"
Creó la Real Orden que lleva su
nombre, con el lema “Virtuti et merito”, con la finalidad de
condecorar a aquellas personas que se hubiesen destacado especialmente por sus
buenas acciones en beneficio de España y la Corona.
Desde su creación, es la más distinguida condecoración civil que puede ser otorgada en España, donde se fija como objetivo “recompensar a los ciudadanos que con sus esfuerzos, iniciativas y trabajos hayan prestado servicios eminentes y extraordinarios a la Nación”
Aunque la Real Cédula de creación es de
septiembre de 1771, Carlos III no hizo públicas las disposiciones que
habrían de regular la distinción hasta que el nació su primer nieto
El futuro rey
y príncipe de Asturias, Carlos IV, llevaba cinco años de matrimonio
sin hijos, por lo que al nacer el primer infante quiso su abuelo, Carlos III,
dejar constancia de su gratitud a Dios, (al que afirmaba haber rezado en espera
de la continuidad de la dinastía) y en especial, a la Virgen María en
su advocación de Inmaculada Concepción y de quien se declaraba el rey
profundamente devoto.
Se nombró a sí mismo Gran
maestre de la Orden
Título que pasaría después a sus herederos,
siempre que tuvieran el título de “Rey de España”
Carlos III sufrió la muerte de 3 hijos
Rompió relaciones con su hijo Fernando rey de
Nápoles
Vivió de primera mano el comportamiento conflictivo de su esposa María Amalia y de su madre Isabel de Farnesio, y también el de su nuera María Luisa de Parma hacia su hijo Carlos IV, años después.
El Rey Carlos III murió en 1788
Siendo el máximo exponente del despotismo
ilustrado en España
Pues el estallido casi inmediato de la Revolución
francesa al año siguiente provocó una reacción de terror y fue un periodo
más conservador el que le tocó vivir y gobernar a su hijo y sucesor:
Carlos IV
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