jueves, 24 de octubre de 2019

RESTAURANTE OKTOBERFEST (MADRID, MUNICH y BERLIN)

 

Este año hemos estado mi marido y yo unos días en BERLIN, con mi hija Sara, mis cuñados J. Carlos y Begoña y mis sobrinos Laura y Alberto 

A la vuelta a Madrid y revisando fotos, he querido recordar la primera vez que probé la gastronomía alemana, y fue de casualidad, estando una mañana mi hija y yo de compras en el centro comercial Príncipe Pio , (calculo seria en le año 2015 o 2016) , nos topamos con el restaurante OKTOBERFEST BIERGARTEN, y allí nos quedamos a comer, quedando gratamente sorprendidas


Años después mi hija se fue a estudiar a Múnich y hemos estado allí varias veces , y siempre hemos comido y cenado los platos típicos , que nos encantan

Este año como íbamos con mis cuñados y sus hijos pues quisimos que también ellos disfrutaran de dichos platos y sobre todo del ambientazo que hay  en los restaurantes más antiguos y típicos.


EMPIEZO POR "MI PRIMERA VEZ" en el restaurante "OKTOBERFEST BIERGARTEN", en Madrid





Con una amplia carta de platos típicos alemanes, rapidez en el servicio y un tarto muy amable

 

Mientras decidíamos que comer, ya con nuestras cervezas y las galletitas saladas de aperitivo, nos dimos cuenta de que ya cas nos habíamos terminado  los brezzel con mantequilla, que nos encantan. 

Nos los trajeron colgados de un artilugio de madera muy original


 



Después salchichas con puré de patatas 


            



La verdad que nos pareció bastante bien, pero lógicamente ahora que hemos probado in situ dichos platos, pues he de decir que es "parecido", pero no igual, a nuestras "comilonas" en Múnich, y Berlín

 

Nunca te saben las cosas igual que cuando estas allí.

Quizás por el ambiente, porque “tomas” más de la cuenta, o porque realmente está mejor cocinado

Yo me he traído salchichas y mostazas de allí y una vez preparadas en casa…no era lo mismo.

Que se le va a hacer, tendremos que volver de nuevo, porque todavía nos quedan muchas cosas por conocer ...


Y por supuesto siempre será con nuestra hija


Múnich lo conocimos mi marido y yo gracias a que Sara estuvo estudiando allí una temporada, y como es lógico íbamos a visitarla , y era ella quien nos descubría los sitios que visitar y por supuesto nos llevaba a los restaurantes que sabia nos iban a encantar

 

Estuvimos en invierno 


                       


 











Yo que no estoy acostumbrada a beber cerveza, y menos de esos tamaños, salía siempre un poco "contenta", porque además estaba feliz de ver a mi hija como se desenvolvía sola en ese país y todo lo que nos contaba que estaba experimentando.

Sin duda toda una experiencia para ella.


 


Nos llamo muchísimo la atención la primera vez que fuimos el hecho de que te podías sentar en la mesa que quisieras, aunque estuviera ocupada por otra personas, siempre que hubiera sitio. 

Son mesas con bancos y te sientas donde veas hueco, compartiendo así la mesa con otros comensales que no conoces.



Este hecho que tanto nos extraño la primera vez , fue mas patente las veces que hemos ido en verano. Los parques estaban llenos de gente al igual que los locales, y la forma de sentarse uno a la mesa era exactamente igual : compartiéndola con otros comensales.














Mi hija era  la que nos llevaba a los sitios donde se “comía y bebía genial”, como sabe que nos gusta…y con un ambientazo muy "bávaro"


Era digno de ver como y cuantas jarras de cervezas de 1l. cada una, llevaban a la vez las camareras a una mesa. INCREIBLE




Y como la gente canta y baila al son de la música, mientras come y se divierte. Y como van vestidos por la calle, ellos y ellas , con los trajes típicos de allí 


             





Esta vez en Berlín, la experiencia ha sido la misma, pero además de mi hija y mi marido también venían mis cuñados y mis 2 sobrinos, con lo que las risas estaban aseguradas entre todos.








 

Yo personalmente no he estado en la famosa fiesta bávara del Oktoberfest, pero mi hija si, incluso vestida con el traje típico, gracias a su amiga Inés que al ser alemana, le pudo dejar un vestido de su hermana.







Volveremos seguro… Y seguiremos conociendo ciudades y pueblos alemanes, pateando y visitando los monumentos  imprescindibles, los más bonitos o curiosos, sus calles, sus tiendas y por supuesto comiendo y bebiéndonos lo más típico de cada lugar, junto con nuestra maravillosa hija


                                        


Porque para conocer una ciudad, sea cual sea, también hay que “SABOREARLA”.