jueves, 24 de noviembre de 2016

Casa MIRA y sus turrones artesanos (22-11-16)














Ubicada en la Carrera de San Jerónimo,  nº 30 


                  

 











Muy cerca del Congreso de los Diputados y de la Puerta del Sol, en pleno Madrid de los Austrias.


                           













Situada en un lugar inmejorable

Como inmejorables son sus TURRONES y demás dulces, que dependiendo de la época del año te deleitan con unos u otros.

     

             























Quizás son los turrones mejores que yo he probado, y siempre que puedo en Navidades compro alguno

           







Da gusto ver como lo cortan, porque lo venden "al peso"...











Yo no soy muy golosa, pero sin embargo el turrón blando de Casa Mira, me apasiona, con tantísimas almendras molidas y ese sabor tan característico

A mi marido le encantan las lenguas de gato, y muy de vez en cuando le llevo una cajita, que le dura un par de días, porque no se “controla” …












En la época navideña, al igual que intentamos pasear y ver las luces, o darnos una vuelta por la plaza mayor etc, solemos asomarnos a Casa Mira, y yo diría que siempre terminamos comprando algunas de las muchas variedades que tienen y la verdad es que están todos buenísimos.

A igual que os polvorones, los clásicos, los de siempre son una autentica delicia

Y los piñoneros (como yo los llamo) … ¡¡¡Me muero por ellos!!! 

Y en la festividad de la Almudena, comprar una Corona , llevarla a casa y merendar con la familia es como tomar el roscón el día de los Reyes Magos, una tradición, a la vez que mis sobrinos pequeños abren sus regalos .










No siempre me puedo pasar a comprarla, o si me paso y hay tantisima  cola en la calle, como el año pasado, pues al final me marcho , y eso que en fechas señaladas , doblan o triplican la plantilla.

Lo bueno es que tienen pagina web, creo, tendré que mirar como es 

Pero es inevitable, si quieres turrón, has de ir en Navidades, o huesitos de Santo o la Corona de la Almudena, pues igual. En sus fechas…

La tienda por dentro , yo la recuerdo de siempre igual   

 

Y fuera, en el suelo de la acera, figura una placa , que hace honor a tantos años de esfuerzo


           

 








Como empezaron:

Hace 157 años Luis Mira un maestro artesano del turrón con una inusitada visión empresarial para la época, quiso probar suerte en Madrid. Abandonó su Jijona natal con un carro tirado por dos burras, cargada de turrón, y emprendió camino hacia la capital. La historia (casi convertida en leyenda) cuenta que tuvo que reiniciar su viaje hasta cuatro veces, ya que vendía el género antes de llegar a Madrid, su destino, a causa de lo deliciosos y sabrosos que son.


     







Empezó su negocio en 1842 en un puesto en la Plaza Mayor y hoy en día es una de las tiendas de turrón más significativas de Europa.

Cuando Luis Mira llegó a Madrid tenía 21 años y un espíritu emprendedor que lograría que su fábrica de turrones se convirtiera en proveedora de la real Casa de Isabel II, de Amadeo de Saboya, de Alfonso XII, de la Regencia de María Cristina y de Alfonso XIII. Además, Luis Mira obtuvo un Grand Prix en la Exposición Universal de París de 1899, lo que ilustra de forma clara la importancia de este establecimiento cercano al Congreso de los Diputados.

La extraordinaria calidad de la materia prima y su cuidada elaboración, hicieron que la fama de los turrones de Mira se extendiera rápidamente. Luis Mira tuvo cinco hijos, cuatro niñas y un varón que murió a los veinticuatro años. El apellido se ha perdido en sus herederos Carlota Mira, la hija mayor, casada con el alicantino Vicente Ibañez, que tomó las riendas de la empresa a la muerte de su padre. En el siglo XX se ocupó del negocio el matrimonio formado por Carlos Ibañez y Ángela Cremades y luego continuó regentando su hijo Carlos Ibañez hasta principios del siglo XXI.

Los actuales «Hijos sucesores de Luis Mira», como reza el rótulo de la entrada, constituyen la sexta generación que desciende por línea directa de aquel Luis Mira, que actualmente está regentada por su tataranieto Carlos Ibáñez Méndez, que continúa conservando desde luego los métodos artesanales y logrando siempre la mejor calidad.

 

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